Hacia una hoja de ruta para el desarrollo de biotecnología azul en Argentina

En las últimas décadas, la economía azul u oceánica, que según estimaciones constituye entre el 3 y el  5% del PIB mundial (1,5 a 3 billones USD anuales), ha ganado creciente protagonismo en la agenda internacional y en las estrategias de crecimiento y desarrollo sostenible de los países.

BIOECONOMIA AZUL

En las últimas décadas, la economía azul u oceánica, que según estimaciones constituye entre el 3 y el  5% del PIB mundial (1,5 a 3 billones USD anuales), ha ganado creciente protagonismo en la agenda internacional y en las estrategias de crecimiento y desarrollo sostenible de los países. Estas estrategias que buscan el aprovechamiento de los recursos marítimos y oceánicos para satisfacer la demanda creciente de alimentos, energía, materias primas y nuevos productos y servicios innovadores tienen dos elementos disruptivos respecto al pasado: 

En primer lugar, el énfasis en el uso sostenible de estos recursos. La evidencia es clara respecto al deterioro de los océanos como consecuencia de la pesca excesiva, la contaminación y la acidificación inducida por el cambio climático, entre otros factores. El concepto de economía azul surgido durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Río+20 de 2012 desafía el status quo y propone un enfoque alternativo para su aprovechamiento guiado por principios ambientales que reconocen el importante papel de los océanos y los mares en el desarrollo sostenible a través de su función esencial en la regulación del clima, absorbiendo alrededor del 30 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono y como fuente esencial de alimentos y recursos.

En segundo lugar, si bien las estrategias de promoción de la economía oceánica contemplan las industrias establecidas o más tradicionales (pesca, industria naval, transporte marítimo, producción de gas y petróleo offshore y turismo marítimo y costero), el foco de las políticas del sector se encuentra cada vez más centrado en las actividades emergentes, dinámicas e innovadoras. Entre éstas se destacan la energía azul, la acuicultura, la desalinización y la biotecnología azul. El Fondo Europeo de Inversiones (FEI) en conjunto con la Comisión Europea, por ejemplo, lanzaron en el año 2020 el fondo BlueInvest con la meta de destinar 75 millones de euros al financiamiento de actividades innovadoras en los nuevos sectores de la economía azul. Parte de la inversión se destinará a apoyar el pasaje hacia un sistema alimentario más sostenible, promoviendo las proteínas vegetales y la agricultura celular. 

El impulso a nivel mundial de las estrategias vinculadas al desarrollo de la economía azul interpela a aquellos países que cuentan con extensos recursos oceánicos pero no han desarrollado aún las actividades económicas asociadas a ellos. Entre estos se encuentra Argentina, país con más de 5.000 kilómetros de costa sobre el territorio continental, una superficie marítima equivalente a casi el 50% del territorio continental y uno de los ambientes marinos más extensos y biológicamente importantes del planeta, pero caracterizado históricamente por el reducido aprovechamiento de dichos recursos y la falta de una estrategia integral para lograrlo. De acuerdo a las últimas estimaciones realizadas, la economía azul en Argentina podría generar en los próximos 20 años, en un escenario conservador, un valor de 216 mil millones de dólares, con un potencial de generación de divisas de 157 mil millones de dólares y la generación de 169.209 nuevos puestos de trabajo. Esta estimación, basada fundamentalmente en la proyección de crecimiento de los sectores más tradicionales y establecidos (petróleo y gas offshore, pesca, turismo, industria naval e infraestructura logística) subestima, e incluso ignora, el potencial aporte de los nuevos sectores emergentes de mayor contenido de conocimiento e innovación como la acuicultura, la energía azul, la biotecnología azul o los nuevos materiales de origen marino con un vasto campo de aplicación.  

En está nota, de cara a la construcción de una agenda de desarrollo de la economía azul en el país y considerando las necesidades de diversificación productiva hacia actividades innovadoras y de conocimiento, aportamos elementos para delinear una hoja de ruta para el desarrollo de la biotecnología azul en la Argentina. En esta área, el país posee importantes capacidades científico-tecnológicas en el ámbito público y privado en los que se están desarrollando tecnologías con potencialidad de ser comercializadas o ya en comercialización. 

La biotecnología azul: una cadena de valor innovadora con alto potencial

La biotecnología azul comprende un conjunto de tecnologías que, al aplicarse a materiales biológicos originados en el medio acuático, permiten desarrollar productos y procesos innovadores y de alto valor.  El atractivo y la expectativa que genera la biotecnología azul como sector emergente se basa en al menos tres elementos:

1) La creencia de que los recursos marítimos albergan un enorme potencial para desarrollar productos y procesos innovadores. Los océanos constituyen aproximadamente el 70% de la superficie de nuestro planeta, pero más del 99% de la biosfera, conteniendo vida en condiciones extremas de temperatura, luz y presión. La adaptación a estos entornos hostiles ha dado lugar a un escenario de rica biodiversidad marina y genética con gran potencial para la obtención de componentes, compuestos o genes en organismos marinos (microorganismos, plantas, mariscos y peces) con propiedades o características novedosas para el desarrollo de soluciones de alto interés comercial  

2) La “horizontalidad” o versatilidad  en términos de sectores de aplicación. Se espera que la biodiversidad marina albergue componentes con un amplio abanico de aplicaciones potenciales, como el descubrimiento de componentes para nuevos fármacos y productos cosméticos, la producción de alimentos y energía, la remediación ambiental y el desarrollo de nuevos recursos y procesos industriales que aún desconocemos.

3) La contribución a una transición hacia modelos productivos sostenibles. La biotecnología provee técnicas innovadoras que permitirían un mejor aprovechamiento de los materiales considerados desechos en la industria tradicional (por ejemplo, desechos de la industria pesquera), herramientas para el tratamiento de aguas residuales, la consolidación de las biorrefinerías con modelos de producción circular y de cero residuos, y la contribución a la seguridad alimentaria a través modelos de producción sostenibles.

Entre las actividades vinculadas a la biotecnología azul, el sector de las algas se destaca por su mayor desarrollo relativo. Los compuestos de alto valor biológico que contienen las algas — proteínas, pigmentos, ácidos grasos poliinsaturados, lípidos, vitaminas, minerales y polisacáridos — y su abundante disponibilidad en los sistemas acuáticos ha impulsado el interés por el desarrollo de productos basados en su uso y aplicación. La horizontalidad en términos de campos de aplicación es, además, muy ilustrativa en el caso de las algas. Éstas son utilizadas con propósitos tan diversos como la captura de CO2, la producción de biocombustibles, de componentes nutricionales, de productos cosméticos o el tratamiento de aguas residuales. El mercado global de algas se estimó en 590 millones de dólares para 2018 y se espera alcance los 970 millones en 2025. 

Cadena de valor de la biotecnología azul

Es importante resaltar, sin embargo, que el viaje tecnológico desde la identificación de un organismo con potencial biotecnológico hasta la obtención de un producto comercializable es un proceso complejo, lento, costoso e incierto que se compone de tres grandes etapas:

Hacia una hoja de ruta para el desarrollo de biotecnología azul en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a Vasconcelos, V., Moreira-Silva, J. & Moreira, S. (eds) 2019. Portugal Blue Bioeconomy Roadmap – BLUEandGREEN. CIIMAR, Matosinhos, (pub), 68pp

La primera etapa consiste en las actividades de producción, descubrimiento y/o recolección de biomasa. Éstas son llevadas a cabo en el ámbito público y privado por diferentes tipos de actores con distintos propósitos: investigadores dedicados a explorar y conocer la biodiversidad acuática y llevar a cabo actividades de bioprospección; empresas pesqueras que recolectan organismos silvestres; empresas de acuicultura que producen biorecursos azules en entornos artificiales; y unidades de I + D de empresas farmacéuticas o alimenticias en búsqueda de nuevos compuestos para el desarrollo de productos, entre otros.

En la segunda etapa de la cadena de valor la biomasa es transformada, a través de actividades de innovación y desarrollo, en desarrollos tecnológicos. Por ejemplo, organismos completos o secuencias genéticas recuperadas originalmente de organismos acuáticos se utilizan para desarrollar productos como enzimas, nutrientes y moléculas bioactivas. La tercera y última etapa de la cadena de valor consiste en la comercialización y entrada al mercado del producto final. Estos últimos pasos involucran la fabricación y el procesamiento del producto, así como el desarrollo y la distribución del bioproducto final. 

Las últimas dos etapas de la cadena de valor han sido lideradas por grandes empresas farmacéuticas, de cosmética y de energía. Sin embargo, la ecología sectorial de la biotecnología azul está cambiando con el creciente ingreso al mercado de empresas de menor porte y startups tecnológicas. La mayoría de estas nuevas empresas atienden nichos de mercados diferentes aprovechando sinergias productivas.  Por ejemplo, en el sector de las micro y macro algas, si bien las empresas nacen focalizadas en la producción de biocombustibles, muchas optan por desplazarse posteriormente hacia la producción de nutracéuticos y cosmecéuticos.

Claves para una hoja de ruta en biotecnología azul en Argentina

A partir de la revisión de la experiencia internacional en el diseño de estrategias para el desarrollo de la cadena de valor de la biotecnología azul, identificamos tres temáticas críticas que deberían contemplarse en la conformación de una hoja de ruta para este sector en la Argentina. 

1) Conocimiento del mundo marino y disponibilidad de biomasa

El conocimiento sobre los recursos biológicos disponibles y el aseguramiento de su suministro de manera controlada, confiable y sostenible es el primer paso en la construcción de una cadena de valor asociada a la biotecnología azul. Este es un punto de partida fundamental para cualquier esfuerzo de desarrollo de iniciativas productivas y comerciales vinculadas a esta actividad. 

La generación de conocimiento sobre el mundo marino depende tanto de la actividad científica destinada a explorar y entender la biodiversidad marina, como de la disponibilidad de información acerca de los tipos de especies silvestres pasibles de ser recolectadas y aquellas producibles y cultivables en entornos controlados.

Por otro lado, el aseguramiento del suministro de  biomasa de manera sostenible, controlada y rentable es un requisito clave para cualquier actividad productiva de base biológica. En el entorno marino, los eventos climáticos tienen una influencia decisiva sobre el ecosistema y en particular sobre la disponibilidad de ciertos recursos (especies de peces, por ejemplo) así como las regulaciones sobre el uso del mar y los océanos (por ejemplo, regulaciones sobre capturas) influyen sobre el acceso a los recursos biológicos. Conocer y entender estos factores resulta crucial.

2) Capital humano

Como toda actividad basada en el conocimiento, el capital humano es la columna vertebral del desarrollo del sector. En este aspecto la formación de científicos tanto en biotecnología como en disciplinas vinculadas al conocimiento biológico del ecosistema marino son esenciales para el desarrollo de nuevas soluciones tecnológicas. En países que apuestan al desarrollo de este sector, los programas de formación en estas áreas son complementados por políticas que buscan atender el desajuste que suele producirse entre  la formación que se ofrece en las universidades y otras entidades educativas, y las demandas de la industria y el mercado. Esta oferta es complementada además por actividades de formación en capacidades emprendedoras para actores interesados en la biotecnología azul. 

3) Promoción de la innovación y la diferenciación de producto

La promoción de la innovación en biotecnología azul, como en otras actividades basadas en conocimiento, requiere apoyarse en esquemas de financiamiento de I + D así como en el fomento de la colaboración público-privada. El financiamiento a iniciativas de biotecnología azul tiene además características específicas dadas por los altos costos de las actividades de  prospección marina y el acceso a los recursos azules, que en muchos casos requieren de programas específicos al sector. El acceso a las profundidades del océano para realizar actividades de bioprospección marina por ejemplo a través de vehículos submarinos operados a distancia o buques específicos con equipamiento para ese fin requiere de tecnología avanzada, costosa e inaccesible para empresas de menor porte o incluso organismos de investigación pública sin acceso a importantes sumas de financiamiento. Sumado a ello, incluso la realización de ensayos a escala piloto es un desafío para empresas que buscan desarrollar innovaciones y productos diferenciados. El establecimiento de cooperaciones entre organizaciones del sector público y privado, nacional e internacional, es un vehículo que facilita enormemente el acceso a recursos, conocimiento y equipamiento esenciales para escalar en la cadena de valor en este sector. 

La creación de clusters es una herramienta utilizada por un gran número de países que buscan desarrollar este sector. En Portugal, por ejemplo, se ha creado la red Blue Demo Network con el objetivo de  promover y permitir el acceso a infraestructura, financiamiento y servicios específicos a empresas startups y PyMEs focalizadas en actividades innovadoras de la bioeconomía azul. El Cluster Oceánico de Islandia, compuesto por más de 70 empresas, provee una plataforma para la colaboración, el fortalecimiento de la relación con emprendedores y la participación en proyectos colaborativos de empresas en distintas actividades de la economía azul desde la pesca hasta la biotecnología fomentando las sinergias entre las mismas. El clúster noruego Marineholmen busca conectar la esfera de la investigación marina con la de la actividad empresarial. El cluster permite compartir costos de infraestructura y promover la colaboración entre más de 150 empresas y organizaciones públicas como el Centro de Alta Tecnología de Bergen, la Universidad de Bergen, el Laboratorio Oceánico de Noruega, el Laboratorio Industrial y Acuático y la Autoridad Noruega de Seguridad Alimentaria. 

Una iniciativa más reciente son los Laboratorios Colaborativos (CoLAB). En Portugal éstos comenzaron a implementarse desde 2017 con el objetivo de promover nuevas agendas de investigación e innovación en sectores estratégicos a través de la colaboración entre centros de I + D + i, instituciones de educación superior y el sector productivo. Actualmente, la red comprende 35 CoLAB. Los casos enfocados en diferentes áreas de la biotecnología azul incluyen los siguientes: VectorB2B, centrado en aplicaciones de biotecnología marina para la salud, CoLab4Food en aplicaciones alimentarias, B2E en recursos naturales marinos, biotecnología marina y acuicultura sostenible, Value4Health.CoLAB en “atención médica basada en valores”, GreenCoLAB en biotecnología de las algas y BIOREF en biorrefinerías. Las organizaciones públicas y privadas asociadas a estos CoLab acceden a servicios vinculados a sus actividades de I + D + i (como desarrollo y optimización de productos y procesos, nuevas ideas de productos o servicios y gestión técnica de proyectos), intermediación comercial y representación (como contactos y acuerdos entre socios potenciales en la cadena de valor), financiación (captación de inversión privada, mapeo de oportunidades de financiación, preparación de solicitudes); actividades de mercado (entrada al mercado, evaluación de tendencias del mercado, apoyo a la internacionalización); formación; y comunicación y difusión.

Establecer una agenda de desarrollo para la cadena de valor de la biotecnología marina que impulse la innovación y el desarrollo de productos de alto valor en diferentes campos de aplicación de una manera sostenible requerirá necesariamente de una estrategia de corto, mediano y largo plazo que contemple al menos estos tres elementos críticos. Esta hoja de ruta debe ser guiada además por una visión compartida respecto a las áreas o aplicaciones de la biotecnología azul que son estratégicas para el país. Tres elementos resultan centrales para empezar a construir esa agenda: A) alcanzar un conocimiento profundo acerca de las capacidades científicas, tecnológicas y productivas que el país posee en biotecnología azul, B) identificar las oportunidades y las barreras para el despliegue de este sector con una mirada prospectiva que combine las capacidades y necesidades locales con oportunidades de inserción internacional de empresas locales, y C) convocar a los diferentes actores interesados a construir una visión común del desarrollo del sector. 

La política productiva y de innovación está llamada a cumplir un rol neurálgico en el impulso a esta agenda.