Diálogo productivo con Javier Viqueira

"No hay limitaciones ni un costo alto por ser PyME para acceder al sistema científico-tecnológico. No es que estén todas las grandes empresas trabajando con todos los grupos de investigación, acceder es más sencillo de lo que se cree. En Argentina tenemos un sistema muy robusto."

ADOX

Javier Viqueira es presidente de ADOX, una firma dedicada al desarrollo de nuevas tecnologías, aplicadas a la fabricación de equipamiento e insumos médicos, o a brindar soluciones innovadoras para la agroindustria, entre otras áreas de trabajo. También es vicepresidente de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL) y participa activamente en otras instituciones como la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA), la Fundación Argentina de Nanotecnología, el INTI o el CONICET.

En este diálogo con Misión Productiva, Viqueira nos comenta, entre otras cosas, cuáles son las principales fortalezas de la firma que dirige y cuál es la vinculación del sector de la salud con el avance de la inteligencia artificial. Además, destaca la relevancia de articular de manera virtuosa la actividad empresarial con el sistema científico tecnológico, y aclara que este proceso no es exclusivo para grandes empresas. 

Misión Productiva: Primero nos gustaría que nos hagas una breve reseña sobre ADOX: cómo empezó, cómo fue evolucionando en el tiempo, cuál es su fuerte, etc.

Javier Viqueira: Hasta 2004/2005 nosotros solo importábamos una línea de equipos hospitalarios. A partir de aquel momento, nos dedicamos a fabricar esa misma línea de productos con máquinas de anestesia, copas de infusión y equipos para análisis. Luego, en 2011, empezamos a innovar con otros productos como soluciones de limpieza y desinfección para hospitales porque entendimos que los bienes de capital son muy cíclicos; hay periodos donde la demanda se contrae y lo primero que se deja de comprar son los bienes de capital. 

A partir del 2014/2015 empezamos a vincularnos con el sistema tecnológico nacional y a realizar nuevos desarrollos para otras áreas. Por ejemplo, hemos ganado licitaciones para medir los gases de efecto invernadero del ganado,  o para para hacer una planta de fenotipado para estudiar semillas. Fuimos metiendo nuestros conocimientos en distintos sectores, nos fuimos diversificando y empezamos a trabajar con empresas que necesitaban algún desarrollo particular. 

Durante la pandemia, en conjunto con una empresa, desarrollamos desinfectantes con nanotecnología. También hicimos el famoso medidor de dióxido de carbono para evaluar las áreas de riesgo. Ahora estamos haciendo otros desarrollos, como un equipo bastante innovador para el tratamiento del cáncer de piel que ahorraría determinados tipos de cirugías. Así que estamos bastante activos en todo lo que es desarrollos innovadores.

MP: Tomando esto último, la pandemia puso en relieve que Argentina tiene una industria de equipamiento médico relevante. El caso de los respiradores fue el más resonante. ¿Cómo está compuesta esta industria en Argentina? ¿Cuáles creés que son las ventajas de nuestro país en este rubro? ¿Cómo fue la evolución de esta industria?

JV: Hasta 2005/2006 China prácticamente no entraba en la industria del equipamiento médico lo cual era un oasis de oportunidades porque estaban los equipos europeos y los equipos americanos, tomando a Alemania con equipos de calidad y los demás países vendiendo soluciones como nosotros. Cualquier industria de mercado era competitiva.

En 2007 entró a jugar la industria china muy fuerte, comprando marcas americanas y europeas e instalando la relevancia en la marca y no en el origen. Esto al sector médico nos empezó a cambiar la ecuación en algunos mercados de nicho, pero siguió habiendo otros que por volumen, peso o características específicas siguieron abiertos.

A partir de ahí empezó a haber industrias que se fueron cayendo por razones estratégicas, como por ejemplo los guantes de látex. Igual esto no es estable, antes alguien podía pensar traer una gasa desde China, hoy el valor de los containers hace que no tenga sentido importar ciertos productos por volumen o peso así que también está atado a la coyuntura del momento. De todos modos, de maneras más intensa o menos intensa, siempre hubo un espacio de trabajo en este sector.

MP: ADOX se destaca no solo por la fabricación de productos de equipamiento técnico sino por el desarrollo de soluciones tecnológicas. ¿Cómo es el proceso de innovación en la empresa? ¿Cuáles creés que son los obstáculos y cuáles las ventajas que otorga nuestro país a las PyMES para poder desarrollar innovaciones productivas?

JV: Primero me parece importante evitar pensar que porque sos una PyME tenes un montón de limitaciones en cuanto a la vinculación o al acceso de la información. Nosotros lo que descubrimos hace ya un tiempo es que tenemos un sistema científico tecnológico muy robusto, que ya tiene muchos desarrollos y que realmente no es costoso llegar a ese sistema. Es decir, no todas las grandes empresas están trabajando con todos los grupos de investigación.

Acceder a la investigación es más sencillo y económico de lo que se cree. Nosotros nos reímos porque somos 60 personas trabajando con 100 investigadores de diferentes lugares. Fue parte del proceso tomarnos el trabajo de involucrarnos, dialogar con ellos, e incentivar algún proyecto de interés mutuo.

Aunque nosotros tenemos a un grupo de personas que hace I+D dentro de la empresa también tenemos convenios con la Facultad de Ciencias Exactas, con la Universidad de Entre Ríos, con la Universidad de Hurlingham, con la Universidad de San Martín, que nos permitieron acceder a un montón de proyectos que para nosotros eran impensados como PyME. Así que no me quiero poner como víctima por ser PyME porque tenemos una velocidad y una capacidad de reacción con cuestiones muy simples que nos permite trabajar con investigadores.

Lo otro que vimos es que cuando llevas un producto a otro sector puede ser más innovador de lo que esperabas. Capaz para tu rubro es algo común, pero para otro sector es sumamente innovador porque es un desarrollo que antes no usaba. Cuando le vendemos un desinfectante a una industria alimenticia tenemos una ventaja muy grande ya que contamos un formato de trabajo muy acorde a ese tipo de productos, mientras que su industria recién está comenzando a pensar en esas normativas o requerimientos. Para mi las redes, la vinculación, conocer el problema del otro y conocer las distintas tecnologías nos lleva a buen puerto.

MP: Ahora, cuando uno ve los números, Argentina es un país que invierte poco en I+D, y casi dos tercios de esa inversión proviene del sector público. Hay muy poca inversión en el sector privado. ¿Por qué crees que sucede eso? ¿Qué tipo de políticas podrían revertirlo?

JV: Acá tengo dos puntos. Primero no tengo tan claro que las PyMEs sepan si hacen I+D o no y cómo lo registran.

A mi me tocó estar con una persona que hacía filtros de autos y cuando le preguntaron si hacía I+D, contestó que no. Le pregunté ¿Cómo haces un filtro para un modelo nuevo? y me respondió: “eso es ingeniería, yo hago el filtro que se necesita para eso”. Me llamó mucho la atención que no lo tenga ni categorizado como un producto innovador. Es más, hasta me parecería un avance que toda empresa en su balance tenga una cuenta de I+D. Aunque parece algo muy básico, en su momento nosotros no lo teníamos ni mensurado; si vos me preguntabas hace unos años cuánto invertíamos en I+D no te lo sabía decir porque no teníamos esa cuenta como si la tenemos ahora para cada línea de negocio.  

Por otro lado, considero que hay poca vinculación entre investigadores y empresarios. Los empresarios tenemos el pensamiento de que los investigadores quieren trabajar en descubrir el sexo de los ángeles y los investigadores piensan que los empresarios solamente queremos ganar plata, entonces con esta rivalidad, el encuentro entre ambas partes no sucede. Nosotros supimos romper ese prejuicio y nos abrimos a hablar con universidades, académicos y solucionamos problemas que nos hubieran llevado años o nos hubiera costado un proyecto. Hoy tenemos el proyecto de llevar el propóleo a un producto sintético en conjunto con el INTI, la Universidad de Bahía Blanca y los institutos de la Universidad de La Plata.

MP: A veces parece haber mucha distancia entre lo que investiga el CONICET, parte del sistema universitario y las necesidades concretas del sector productivo ¿Vos también consideras que es así? Recientemente apoyaron a la empresa Hybridon de UNSAM en el desarrollo del primer desinfectante en spray con nanotecnología ¿Cómo fue su experiencia?

JV: Ellos estaban estudiando un spray con nanotecnología para poner en superficies a través de un método de calor de 200°. Este desarrollo no se aplicaba a lo que queríamos, aunque la idea estaba muy buena. Pero cuando pudimos decir lo que precisábamos, más lo que ellos ya habían desarrollado, creamos algo que tiene un formato que nos resulta útil a ambos. Con el producto que les comenté para el cáncer el desarrollo fue similar.

El ida y vuelta es mutuo porque nosotros tenemos la noción del usuario, los investigadores piensan problemas en el laboratorio y nosotros los ayudamos a acercar ese problema al usuario. Y no me pongo a discutir si el plan del investigador está bien o está mal, creo que esto es un ida y vuelta de ambos lados. Lo que buscamos es ver como el desarrollo que el sistema científico tiene se puede bajar para generar impacto en la sociedad o en la economía.

MP: Al igual que en otros sectores, donde escuchamos hablar por ejemplo de agtech, o fintech, en la medicina se habla de la “medtech”. ¿Hacia dónde ves que apunta el sector de equipamiento médico a nivel global? ¿Cuáles son las principales tendencias? 

JV: Este es un mercado regulado así que no avanza tan rápido como otros sectores, no cualquier empresa se puede armar de un día para el otro y generar un producto médico.

En cuanto al avance de la inteligencia artificial en el sector de salud, lo que creo que puede suceder es que dentro de poco no vamos a aceptar que un médico no nos atienda con todas las herramientas de la electrónica y el software. Por ejemplo, todo lo que un médico tiene en su cabeza para dar un diagnóstico puede ser potenciado por un algoritmo que haga mucho más eficiente y con menos errores el diagnóstico y considero que todo va cada vez más para ese lado. El algoritmo que desarrolló la Universidad de Córdoba logró detectar un contagio de la variante Delta y parar algo que podría haber sido un desastre contactando a tiempo los contactos estrechos y los lugares de circulación. 

MP: ¿Cuáles crees que son las oportunidades de Argentina en relación a estos cambios? ¿Qué sean más lentos que en otras áreas es una ventaja para no quedar tan fuera de la frontera? Por lo que comentabas parece que hay una tendencia cada vez mayor hacia la industria del conocimiento ¿Cómo ves la relación de la industria con este sector? Argentina tiene una potencialidad en los servicios basados en conocimiento pero muchas veces lo que falta es que se vincule con el sector productivo

JV: La hora de programación vendida como hora de programación en el mundo es un insumo muy bien pago, lo cual es una traba si lo ves como la pérdida de ese insumo para desarrollos locales. Esta es una debilidad que veo de los servicios basados en conocimiento dentro de nuestro sistema ya que encarece mucho un desarrollo. Para una PyME es algo hasta imposible de pagar así que siempre apuntamos a contratar gente joven, que esté estudiando, ser flexibles con los proyectos que les interese, pero lo veo más como una complicación donde no podemos acceder muy fácilmente a esos espacios. 

MP: ¿Cuál es el rol del Estado como demandante en tu sector? ¿Cuáles creés que son los límites o problemas para poder potenciar el papel de las compras públicas como motor del desarrollo?

JV: Por un lado, el Estado puede dar incentivos económicos que es algo importante pero no definitivo. Uruguay hace algo muy sencillo que es no tener costo impositivo así, por ejemplo, te dice voy a comprar 100 respiradores, si hay una empresa local que iguala el precio importado te seña el 30% y eso es una política que incentiva al desarrollo porque te hace competir a un nivel que después podes exportar ese bien que primero desarrollas localmente.

Por otro lado, no se publica con anticipación por ende no te da tiempo al desarrollo de ese producto. Esto podría tener mucho impacto en el desarrollo de productos innovadores locales.

MP: Teniendo en cuenta tu rol como empresario PyME y como participante de una cámara de peso como CADIEEL. ¿Cuál es tu visión del empresariado en Argentina? ¿Existe la “burguesía nacional” comprometida con un proceso de desarrollo?

JV: Me gustaría remarcar que yo todavía no vi un gobierno con un horizonte de desarrollo tan claro sobre cómo seguir y esto es lo que me parece que falta. Claramente tenemos que pensar en desarrollar productos que sean exportables porque es lo que necesitamos como país independientemente del tipo de gobierno de turno.

Para mí la burguesía nacional es un gran amortiguador de las crisis y todo esto hace que una burguesía nacional funcione. Pero es importante la red que se genere dentro de la empresa para el desarrollo y el sentido de independencia. 

No nos gusta pagar indemnizaciones, por eso las personas en una PyME están mucho más tiempo. Tampoco nos gusta que nos vaya mal, cerrar una empresa o una línea de negocio, por ende siempre vamos a querer estar del lado que nos apoye a seguir.. El otro día fui a una empresa que tiene 250 personas y no tiene ningún problema gremial; cuando se canalizan las problemáticas desde una buena visión las cosas funcionan.

MP: Coincidimos en que hay una ausencia de un modelo claro de desarrollo que se sostenga en los años con incentivos y trayectorias en los distintos ámbitos. Si tuvieses que pensar los grandes ejes que debería tener un modelo de desarrollo ¿Cuáles serían?

JV: Obviamente cada sector deberá ver dónde poner el foco, pero para mí en todos los sectores de nicho nos podemos desarrollar, especialmente las PyMEs. En otros sectores más competitivos a nivel mundial debemos tener cuidado, ya que por precio o por calidad nos es muy difícil competir con China. Hay que encontrar el balance donde nuestras economías puedan ser eficientes.

MP: Para cerrar, si se te acerca una persona que quiere invertir en Argentina poniendo una PyME de equipamiento médico y te pide un consejo conociendo tu experiencia y trayectoria ¿Qué le dirías?

JV: Fundamentalmente que el objetivo tiene que ser a mediano plazo, hay que dejar de pensar únicamente en el cortoplacismo. Toyota vino y dijo “quiero ser el principal vendedor de camionetas en Argentina”. Cuando lo dijo parecía algo impensado pero, manteniendo acciones a lo largo del tiempo, claramente se convirtió en líder. A nosotros nos pasa lo mismo, la coyuntura tiene que ajustarnos en el momento, pero no despegarnos del objetivo a largo plazo.

La visión tiene que ser a 5/10 años y en el momento ir viendo las acciones a corto plazo. Si no te vas preparando nunca llegas al momento indicado. Mi recomendación es que lo haga, que en Argentina hay muchísimas oportunidades pero que es necesario un plan a largo plazo.

Por Martín Alfie.