Cadena de Valor | La letra chica del FMI

Pero si no vamos a hablar de macro cuando hablamos del acuerdo con el FMI… ¿de qué podemos hablar? Bueno, aunque no se llevan un lugar destacado, hay algunas perlitas que deja el documento respecto a temas productivos o sectoriales que podemos analizar. Estos temas, con distinto nivel de profundidad, son cuatro: el desarrollo verde y el cambio climático, las políticas de inversión en infraestructura, ciencia y tecnología, las tarifas energéticas y las exportaciones. Vamos en ese orden, de menos a más.

Cadena de Valor | La letra chica del FMI

¡Buen día! ¿Cómo les va? Marzo parece promisorio: todavía no me lesioné.

Bueno, finalmente llegó. Desde que arranqué este newsletter allá por mediados de enero sabía que eventualmente iba a llegar el día en que tocara analizar el nuevo acuerdo con el FMI acá en #CadenadeValor. La pregunta que siempre me revoloteó en la cabeza es qué íbamos a tener para analizar. Hoy tenemos la respuesta.

“El diablo está en los detalles”

Este jueves el presidente Alberto Fernández anunció que Argentina tiene un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que refinancia la deuda tomada en 2018, y lo remitió al Congreso para su aprobación. La verdad es que el acuerdo no es muy largo ni tiene una gran complejidad técnica, pero a decir verdad leerlo no fue una tarea fácil. Encontrar constantemente referencias al tutelaje del FMI a las políticas de gobierno, con frases como “se preparará en comunicación con el personal técnico del Fondo” que se repiten constantemente, es un golpe bastante difícil de digerir y es algo que uno no hubiera esperado tener que volver a ver para nuestro país. Pero ya teniendo al FMI como acreedor producto del acuerdo firmado por Macri en 2018 y encontrándonos en una situación externa que imposibilita pagar y sacárselo de encima, refinanciar el acuerdo era la mejor opción posible… y de hecho la única opción posible. Así que ahí vamos, en esta edición de hoy, a adentrarnos un poco en este acuerdo que va a guiar –y nos va a condicionar– la política económica durante los próximos años.

Como seguramente ya se imaginan, no voy a hablar de la parte macroeconómica. Ya lo mencioné varias veces y nunca está de más repetirlo para quienes se suman en esta edición: este es un newsletter que se trata de noticias productivas, y la cuestión cambiaria, monetaria y financiera del acuerdo, por más relevante que sea para nuestro país, no es lo que busco analizar en este espacio. Esto es tanto porque ya está recontra analizado por expertos en otros lugares como también porque no es mi especialidad.

Pero si no vamos a hablar de macro cuando hablamos del acuerdo con el FMI… ¿de qué podemos hablar? Bueno, aunque no se llevan un lugar destacado, hay algunas perlitas que deja el documento respecto a temas productivos o sectoriales que podemos analizar. Estos temas, con distinto nivel de profundidad, son cuatro: el desarrollo verde y el cambio climático, las políticas de inversión en infraestructura, ciencia y tecnología, las tarifas energéticas y las exportaciones. Vamos en ese orden, de menos a más.

FMI

Sobre los primeros dos puntos el acuerdo no dice mucho, aunque los menciona, y eso ya de por sí es relevante: por la naturaleza de los temas y su preponderancia en la agenda presidencial, me surge pensar que el gobierno sentó posición al incluir estos temas dentro del acuerdo. Primero un paréntesis para explicar brevemente cómo funciona un acuerdo de Facilidades Extendidas con el FMI (EFF por sus siglas en inglés): este suele detallar varios puntos que se negocian entre el país y el Fondo, y algunos de estos puntos que se mencionan se constituyen como “metas cuantitativas” y como “parámetros de referencia estructurales”, que serán con los cuales el FMI va a evaluar el desempeño del país y en consecuencia el cumplimiento del acuerdo –ahí entrarían las famosas cláusulas de reforma laboral o previsional que habitualmente exige y que el gobierno logró evitar para este acuerdo–. En función a eso, se irán cumpliendo los desembolsos por parte del Fondo. Retomando los dos elementos mencionados, no existen parámetros de evaluación: es decir, se podría considerar que su inclusión fue promovida por el gobierno nacional, por considerarse políticas estratégicas para nuestro desarrollo, y las cuales se pretende que no sean alteradas ante cualquier exigencia que pudiera tener el FMI respecto al cumplimiento del acuerdo –por ejemplo, para alcanzar las metas fiscales–. En materia de inversión en infraestructura y en ciencia y tecnología, puntualmente, se enfatiza que se incrementará el presupuesto real destinado a estos fines y que se apunta a que alcance un 2% del PBI. Al mismo tiempo, sí cabe destacar que el acuerdo incluye un parámetro de revisión que establece que para junio debería establecerse una regulación que fije los criterios de priorización y selección de los proyectos de inversión.

En cuanto a la cuestión energética, ya es conocido el plan de corto plazo que implementará el gobierno en materia tarifaria y que incluye una segmentación de usuarios. Sin embargo, esto no es lo único que trata el acuerdo sobre el tema energético: de hecho, es uno de los capítulos más largos del acuerdo. Y la parte menos analizada es la más compleja: la política a mediano plazo. El acuerdo plantea en distintas partes que la prioridad para la política energética será reducir el peso de los subsidios en términos fiscales, que las tarifas reflejen los costos de producción de la energía y que se incentive la inversión en la generación y transmisión. Y respecto a estos temas, según lo que me comentaba Esteban Kiper, que se especializa en el mercado energético, es muy difícil pensar en un cumplimiento de las pautas planteadas por el acuerdo: con estos ajustes tarifarios y “con estos precios internacionales, te pueden hacer volcar tanto el frente externo como el fiscal y hay que ver cómo se acomoda eso en el acuerdo”. De hecho, una de los últimos agregados que se hicieron al acuerdo fue justamente la referencia a la incertidumbre internacional por la guerra en Ucrania –Autobombo #1: esto es algo que analizamos en el último #CadenadeValor–, atajándose ante posibles ajustes a futuro de las metas pero remarcando el compromiso de adaptar la estrategia energética para cumplir con objetivos fiscales y económicos.

FMI

Finalmente, resta detallar uno de los puntos que a mi criterio se encuentran más ignorados a la hora de analizar el acuerdo con el FMI. De acuerdo a la letra chica, se espera que Argentina tenga un incremento de US$ 25.000 millones de sus exportaciones para el año 2030 (un incremento de alrededor del 30%). Esto en sí no es un criterio que de forma directa esté incluido en la evaluación por parte del Fondo, pero considerando que existen metas cuantitativas vinculadas a la acumulación de reservas internacionales –y que se proyecta un crecimiento económico que necesariamente implicará más importaciones, el aumento de exportaciones es un elemento fundamental para que Argentina pueda cumplir con lo pactado.

En primer lugar, vamos a hablar del tema de los precios internacionales: es posible que en el corto plazo el valor exportado crezca por la suba de commodities, e incluso que esa suba se prolongue a lo largo del tiempo si persiste la inflación internacional. Sin embargo, eso no garantiza una mejor solvencia externa, considerando que también sube el precio del gas –que necesitamos importar–. De hecho, al día de hoy no existe consenso sobre cuál será el impacto de esta volatilidad internacional en la balanza comercial argentina: algunos analistas creen que el resultado empeorará por este motivo, mientras que otros creen que mejorará. El presidente del BCRA, por su parte, dijo en el Congreso este lunes que prevén un efecto neutro.

Más allá de eso, si hablamos del objetivo para 2030, es preferible que ignoremos el objetivo nominal y nos enfoquemos en el real: incrementar un 30% las exportaciones en cantidades. Este es un gran desafío, considerando que Argentina arrastra más de una década de estancamiento en sus ventas al exterior: 2021 es el segundo año de mejor desempeño en los últimos diez años y aún así tuvo un registro un 4% inferior al del récord histórico de 2011. Desde ya que la inestabilidad macroeconómica es uno de los factores que explican el mal desempeño exportador del país y que un marco de mayor certidumbre facilitaría la tarea de exportar más. Pero no es el único, y a la hora de pensar cómo podríamos salir “exportando más”, la pregunta relevante también es “¿exportando más de qué?”. 

Por eso, cabe preguntarse cuáles son los sectores con posibilidad y oportunidad para lograr un salto exportador. El propio acuerdo menciona varios de ellos, a los que define como “estratégicos”: economía del conocimiento, hidrocarburos, minería, agroindustria e industria automotriz. Todos ellos coinciden en dos puntos: por un lado, son sectores lo suficientemente “grandes” como para tener por sí solos un impacto significativo en la balanza comercial; por otro, son sectores para los cuales el gobierno ha presentado Leyes con regímenes de promoción –ya aprobado en 2020 en el caso de la economía del conocimiento– o planea presentarlas. Para terminar, repasemos el potencial aporte de cada uno de ellos:

  • Economía del conocimiento: es uno de los sectores más dinámicos en este momento. Hace alrededor de una década que Argentina tiene sus exportaciones de Servicios Basados en Conocimiento estancadas en la franja de US$ 6.000-7.000 millones anuales. Según el Plan Estratégico para 2030 de la Cámara de la Industria Argentina del Software, sin embargo, se espera que podría incrementar hasta un 50% y alcanzar los US$ 10.000 millones anuales de exportación.
  • Hidrocarburos: de la mano del desarrollo del yacimiento Vaca Muerta, Argentina recuperó su producción hidrocarburífera –que se encontraba en declive– y hoy marca niveles récord en más de diez años. Según estimaciones de la Secretaría de Energía realizadas en 2018, el complejo podría alcanzar un impacto en la balanza comercial similar al del sector agropecuario para 2030. Pero según Kiper, “el macrismo salió tarde a licitar gasoductos y luego se suspendieron por la crisis macro”. En ese sentido, “ha sido muy costoso para el país la demora en materializar proyectos de infraestructura”. Hoy la mayor necesidad es un gasoducto que conecte Vaca Muerta y Buenos Aires, lo que permitiría sustituir el GNL importado y eventualmente exportar gas.
  • Minería: probablemente el sector más relegado de todos los mencionados. En los últimos años, promedió exportaciones de alrededor de US$ 3.500 anuales. Resultan promisorios varios anuncios realizados en los últimos meses sobre varios proyectos de inversión en el sector –como Josemaría y varias inversiones vinculadas al litio–. De acuerdo a empresarios del sector, se podrían alcanzar exportaciones por US$ 11.000 millones para 2030. Sin embargo, cabe aclarar que este es un sector de lento desarrollo: desde que se comienza la prospección para un nuevo proyecto, se demora entre 10 y 20 años para su puesta en marcha.
  • Agroindustria: es el principal complejo exportador del país. Mantiene un crecimiento relativamente constante a lo largo de los años, pero menor al necesario para cumplir el objetivo del 30%: en la última década sus ventas al exterior se incrementaron cerca de un 15%. Cuenta con varios nichos de alto potencial, pero en el agregado depende de limitaciones físicas-tecnológicas para poder expandir la frontera agropecuaria y continuar creciendo. Como mencionamos en un #CadenadeValor anterior, la FAO estimó en un informe de 2015 que se podría duplicar la producción con la implementación de sistemas de riego, algo que requiere una muy fuerte articulación en inversiones públicas y privadas.
  • Industria automotriz: luego del agro, compite con los SBC por ser el segundo complejo exportador del país. En el año 2021, registró ventas al exterior en US$ 7.100 millones. A lo largo de los años, Argentina se ha especializado en la venta de pick-ups, que ya representan casi el 60% del valor exportado por el complejo. Esto generó cierta independencia respecto al mercado brasileño y de la caída de la demanda de vehículos personales ocasionada por el COVID-19, pero aún está lejos de alcanzar el récord de exportación de 2011. El Plan Estratégico 2030 del sector se ve bastante inverosímil: habla de 1.600.000 vehículos exportados para 2030 –en 2011 se exportó un record de 509.000– pero tal vez uno de los mayores desafíos sea la integración local y regional de autopartes nacionales, que podría mejorar sensiblemente la balanza comercial –el déficit en este segmento fue de US$ 6.850 en 2021–.

Si queres saber más del tema, te dejo algunas cositas que te pueden llegar a interesar:

En primer lugar, les dejo el texto completo del nuevo acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional y remitido al Congreso para su aprobación.

Para un análisis de la parte macroeconómica del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, les recomiendo esta nota de El Cronista sobre las metas del acuerdo.

Por si les interesa la parte política, lean esta entrevista a ‘Wado’ de Pedro en el diario español El País.

Sobre los debates respecto a cómo exportar más, esta entrevista a Juan Carlos Hallak (ex Subsecretario de Inserción Internacional) en La Nación+ me parece que repasa todos los puntos básicos necesarios para pensar un marco propicio de expansión exportadora.

Otros temas para seguir de cerca:

Continúa el aumento de precio de commodities a nivel internacional producto de la guerra en Ucrania, las sanciones y los riesgos de corte de suministro. Les comento algunas de las noticias derivadas del tema:

Rusia amenaza con cerrar el abastecimiento de gas a Europa, una de sus principales fuentes de energía. En este marco, fundamentalmente Alemania se vería bastante amenazada por su dependencia respecto al gas ruso y es por eso que reconsideró su política respecto a la energía nuclear para intentar garanizar su abastecimiento, como vimos en el último #CadenadeValor. Sin embargo, el gobierno alemán ahora reconsidera estos pasos, por considerar difícil en materia legal y técnica reactivar las plantas que ya se encuentran apagadas.

Por otra parte, se reactivaron las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Venezuela en el marco del conflicto. Con el objetivo de aislar a Rusia en el plano internacional, una delegación de EEUU viajó a hablar con el gobierno de Maduro para negociar la importación de petróleo venezolano y reducir su dependencia del de origen ruso.

Finalmente, cabe mencionar que todo este panorama energético está generando preocupaciones a nivel local también. No es solo un tema de precios, sino también de si existirán las cantidades necesarias para abastecer la producción. Según me comentaba Kiper, la producción petroquímica y de plásticos global ya se está viendo afectada, “y en Argentina se va a ver reflejado en el costo de la energía plenamente, y tanto por falta de dólares o por falta de energía vamos a ver parates industriales”.

En otras noticias, TotalEnergies anunció que descubrió un significativo yacimiento de petróleo offshore en la cuenca de Orange, cerca de Namibia. ¿Y esto por qué es importante? Como muestra Eduardo Gigante, especialista en temas energéticos, esa cuenca comparte origen con la ubicada en la costa bonaerense, por lo que sería factible que se encuentre petróleo en las exploraciones realizadas por YPF y Equinor.

Por último, no quería dejar de mencionar que ayer se inauguró en San Nicolás la edición 2022 de la ExpoAgro, la feria más importante en el país para el sector agroindustrial. En particular, quería dejarles esta nota de La Nación Campo sobre desarrollos tecnológicos para el agro, para recordarles toda la tecnología que existe detrás del sector.

Autobombo #2: la semana de Misión Productiva.

Esta semana publicamos una nota de Julián Hecker y Daniel Glatstein sobre las oportunidades que existen para Argentina en el desarrollo del GNL, una de las grandes deudas que tenemos para garantizar el abastecimiento energético y poder exportar nuestra producción gasífera.

Por otro lado, en el marco de la guerra en Ucrania, Martín Schapiro escribió este muy buena y breve artículo sobre las debilidades institucionales del sistema internacional y qué podemos esperar del funcionamiento global a futuro tras este conflicto.

También les dejo esta nota que compartimos el lunes, escrita por Nicolás Barcos y Evelin Goldstein, sobre el sector de ensayos clínicos. En el marco de la pandemia del COVID-19 este sector tomó mucha visibilidad y preponderancia, y tal como refleja el artículo podría presentar múltiples no sólo en materia de salud sino también económicos para nuestro país.

Este nuevo acuerdo de refinanciación de la deuda con el FMI limita el rumbo para nuestro país por varios años, por lo que es muy importante entenderlo bien. Espero que este newsletter les haya permitido descubrir cosas nuevas sobre este acuerdo, para comprender su funcionamiento de forma integral, los considerandos que tiene sobre nuestra economía y los esfuerzos que se requieren para cumplir con algunas de las metas planteadas. 

Un abrazo y nos leemos la semana que viene.
Pablo

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