Diálogo productivo con Fernando Camargo

Con sus raíces y  una extensa trayectoria vinculada a la agricultura en Brasil, Fernando Camargo es el actual representante en Argentina del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), con quien dialogamos sobre las perspectivas del sector agrícola y el rol que desempeña el IICA para reforzar la agenda agrícola del Mercosur, indagando con un especial enfásis en la articulación de Brasil y Argentina.

fernando camargo

Con sus raíces y  una extensa trayectoria vinculada a la agricultura en Brasil siendo secretario de Innovación, Desarrollo Rural e Irrigación del Ministerio de Agricultura y Viceministro del Ministerio de Agricultura, Fernando Camargo es el actual representante en Argentina del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA).

En esta primera edición del año de Diálogos Productivos conversamos con Fernando sobre las perspectivas del sector agrícola, sector tan relevante para la economía argentina, y el rol que desempeña el IICA para reforzar la agenda agrícola del Mercosur, indagando con un especial enfásis en la articulación de Brasil y Argentina. 

Misión Productiva: ¿Nos podrías contar sobre cómo fue creado el IICA, por qué y cuáles son sus objetivos?

Fernando Camargo: El IICA es el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, un organismo lateral que fue creado en 1942. Acabamos de cumplir 80 años, es muy antiguo, fue creado antes que la ONU. 

Hoy estamos en un nuevo ámbito de la Organización de Estados Americanos (OEA), que fue creada durante la Segunda Guerra Mundial. En aquella época había preocupaciones muy serias sobre la alimentación y ya se discutía su importancia y la de la agricultura en un contexto en el que había mucho entendimiento acerca de la agricultura en paz, y con esto nos referimos a la agricultura como medio para crear herramientas para alcanzar la paz. 

Hoy IICA está consolidado y está presente en 34 países de América del Norte, América Central, Caribe y América del Sur. Tiene representación en todos estos países, con el objetivo principal de cooperar con el movimiento de agricultura y ganadería como obligación mayor para organizar la paz, acabar con el hambre y con la miseria en estos países.

MP: Tenemos entendido que el representante en Brasil es argentino (Gabriel Delgado) y viceversa. ¿Cuál es el motivo de ello?

FC: Generalmente el instituto opta por no tener una persona de la misma nacionalidad que el país que representa, pero no hay una ley que haga un impedimento de eso. Por ejemplo, hoy hay países como Uruguay donde por primera vez hay un uruguayo como representante. Entonces, me parece que es una práctica interesante de IICA porque yo puedo estar acá trayendo toda la experiencia de Brasil y Gabriel Delgado está en Brasil llevando experiencias argentinas. Así que este cambio de nacionalidades al frente de las representaciones me parece una buena práctica.q

MP: ¿Qué tipo de acciones lleva a cabo el IICA en Argentina? ¿Podría mencionar algún ejemplo? 

FC: Hay numerosas cooperaciones del IICA que está presente en la comunidad agro de Argentina con sus expertos, que son personas de altísimo nivel para tratar temas como desarrollo rural, agricultura familiar, bioeconomía, biocombustibles, agricultura digital. Hay numerosos expertos de IICA que trabajan para el gobierno nacional de Argentina, para gobiernos provinciales y también para asociaciones como CREA, Aapresyd, entre otras.

Hay también un gran trabajo de dirección de proyectos internacionales con el Banco Mundial o con el BID, con el Fondo Verde y otros fondos internacionales.

MP: ¿Cómo encontraste el sistema agrobioeconómico en Argentina? ¿Cuál creés que es la principal diferencia con Brasil?

FC: Me parece que todo el sistema agro argentino está muy desarrollado. Tanto en Brasil como en Argentina el agro es un sector que se ubica en la frontera, haciendo lo mejor de la agricultura tropical y subtropical, lo más sofisticado y moderno y alcanzando índices de altísima productividad. 

Creo que un gran objetivo de todo gobierno, tanto en Brasil como en Argentina, es disminuir este diferencial entre aquel productor que está en un nivel muy alto y desarrollado quienes presentan otras condiciones de menor productividad y menor acceso a la tecnología y a la digitalización. Hasta hace poco fuí viceministro de Agricultura en Brasil y este era un tema que mi secretaría estaba trabajando: cómo hacer para disminuir la brecha entre aquellos que tienen mucho y mucha productividad y aquellos otros que no tienen casi nada, en busca de aumentar su productividad e incrementar las inversiones.

MP: En ese sentido ¿cuáles creés que son los motivos específicos que explican esa brecha? ¿Tienen que ver con cuestiones de financiamiento, de sensibilización, de asistencia técnica o con cuestiones a veces incluso geográficas o de tradiciones vinculadas a lo productivo?

FC: Mencionás tres grandes motivos que explican esa brecha. Primero, con respecto a la tradición, esto es importante porque la ganadería y agricultura son actividades familiares que tienen un gran impacto de la cultura con la que las familias vienen trabajando desde hace muchos años, así que sin dudas tiene una carga de tradición. También hay diferencias geográficas. En Brasil, la agricultura y ganadería están más desarrolladas en el centro este; y en menor medida en el sur, sudeste y norte de Brasil, especialmente menos en el nordeste. En Argentina creo que también es un factor importante.

Lo más relevante para mí tanto en Argentina como en Brasil es la cuestión de las inversiones, ya que para que esa brecha disminuya hay que potenciar nuevas inversiones. Se necesita una agricultura y una ganadería con alta eficiencia y productividad. No es sencillo porque esto requiere mucha tecnología, conocimiento y capital. Ya no es como en el pasado, hoy estas son actividades intensivas en capital. 

Creo que es una tarea de los gobiernos, una tarea muy dura y que tiene que tener un objetivo a largo plazo. También se debe hacer una política pública que trascienda un gobierno de ocasión. No es una tarea fácil y no es para un sólo gobierno. Creo que es una tarea que el Estado tiene que ser capaz de perpetuar a través de varias gestiones.

MP: En relación al impacto de la actividad en lo ambiental, tanto en agricultura como ganadería, en los últimos años han aumentado las exigencias de la sociedad sobre los métodos de producción de los alimentos, demandando la utilización de prácticas amigables con el ambiente, que contribuyan a la descarbonización y consideren el bienestar animal. ¿Cómo trabaja el IICA estos temas y cuál creés que tiene que ser la postura del Gobierno y de los productores? Y dado que a veces también representan potenciales riesgos de proteccionismo verde, ¿cuál es el límite realmente entre el impacto ambiental o excusas para la protección de de países más desarrollados?

—FC: Es un tema muy importante y que a su vez puede estar siendo utilizado como barrera para-arancelaria. Si bien esto último puede pasar, también es cierto que es un tema muy importante para los consumidores, los compradores de Estados Unidos, de países más desarrollados de Europa y hasta en China.

El camino de promover una producción que conserve el medio ambiente es inexorable. Argentina y Brasil son grandes potencias en agricultura y ganadería, todos nosotros sabemos eso. Tienen que ser también potencia en la conservación del medio ambiente, porque la agricultura y la ganadería son los únicos sectores que pueden hacer captura de carbono de la atmósfera. Algunos sectores de la industria, como la siderurgia, son emisores netos de gases de efecto invernadero por naturaleza. La agricultura y ganadería pueden hacer lo contrario a través de la construcción de sistemas agroforestales integrados, integrando a la ganadería con bosque por ejemplo, que por naturaleza puedan capturar carbono de la atmósfera y mitigar los gases de efecto invernadero. 

Me parece un gran camino que países como Brasil y Argentina tengan esta posibilidad. Podemos mejorar la ganadería, volverla de bajo impacto, de baja emisión de carbono y metano. Tenemos excelentes pasturas; tenemos la posibilidad de hacer sistemas integrados con bosques, podemos hacer un sistema de agricultura con fijación biológica de nitrógeno. También podemos hacer una agricultura de baja emisión.

Considerando todo esto creo que es más una oportunidad que una amenaza y que la agricultura es parte de la solución, no parte del problema.

MP: ¿Cómo espera que las transformaciones impulsadas por tecnologías como inteligencia artificial, big data, internet de las cosas aplicada a la producción de bienes de base biológica, comúnmente denominado agro 4.0, modifiquen el modelo productivo de este sector? ¿Qué contribuciones puede hacer a la lucha contra el cambio climático?

FC: Creo que es un gran punto. No se puede seguir pensando una agricultura o ganadería hoy si no se piensa en la digitalización. La digitalización de la agricultura ya es una realidad tanto en Argentina como en Brasil, en algunos sectores. Es un camino sin retorno y hoy abre una nueva perspectiva para el campo porque los jóvenes están teniendo arraigo en el campo porque tiene una alta tecnología y una alta complejidad. 

La digitalización 4.0 o 5.0, agricultura digital o agricultura de alta precisión va a hacer que economicemos más agua, que usemos menos fertilizantes químicos y más biológicos. Ahí entra todo el tema de bioinsumos,la fertirrigación y la fertilización  inteligente, controlando insumos y agua con tecnología de sensores.

Por otro lado, al pensar en bioeconomía vamos a pensar cada día más en economía circular ya que nada se pierde, todo se aprovecha. Por lo tanto, también volvemos a la cuestión de la productividad con menor impacto para el medio ambiente. 

Este es un camino y ya estamos transitando en Argentina y Brasil. Sin embargo, hoy lamentablemente no es así para todos y este es un gran objetivo, una gran meta: hacer que las nuevas tecnologías estén al alcance de todos, en todas las cadenas de valor, y en todos los niveles.

MP: Sabemos que en tu paso por Brasil has trabajado el tema de la conectividad como condición necesaria para que esto se pueda desarrollar, ¿cómo creés que puede establecerse algún mecanismo que genere incentivos para que haya más conectividad? ¿Crees que tiene que ser el rol del Estado? ¿Qué creés que tiene por mejorar en este aspecto el Estado y el privado para dar ese bien público?

FC: Es un tema importantísimo también porque nada de esto que estamos hablando acá va a suceder si no hay conectividad en el campo, si las personas rurales nunca acceden a la conectividad. 

Estando en Brasil trabajé en un gran proyecto con el gobierno para hacer un mapeo de cómo estaba la conectividad del país. Hicimos un estudio con la Universidad de San Pablo, fue muy interesante e identificamos las regiones en las que en Brasil hay mucha productividad y en ellas el estado brasileño no precisa hacer nada porque hay iniciativa privada, entonces esas regiones están muy tranquilas. Pero hay otras regiones que precisan de una infraestructura básica para que la iniciativa privada comience a hacer cosas. Y hay otras regiones como la Amazonia y el Nordeste brasilero, en que sólo va a haber conectividad satelital. Es decir, vamos a utilizar la conectividad de satélites brasileños.

Creo que Argentina al ser un país muy grande también, no tanto como Brasil pero muy grande, debe tener las tres realidades. Algunas regiones como Córdoba, provincia de Buenos Aires y las regiones más productivas, creo que ya tienen conectividad y en otras regiones más lejos como la Patagonia creo que la conectividad tiene que ser satelital, que es muy buena. La conectividad satelital se puede usar para todo tipo de cosas, es perfecta para vehículos autónomos, para drones. Quizás un día de tormenta se pierde conectividad, pero en general es muy útil. Lo que sí, el costo es alto para los productores pequeños y ahí hay espacio para la política gubernamental, se puede evaluar si se paga una parte de la mensualidad para ayudar a las pequeñas o pequeños productores. Es un tema muy interesante, me parece que una política de Estado debería ser identificar estas tres regiones y hacer políticas diferenciadas para cada categoría.

MP: En relación a la biotecnología y cómo puede cambiar en el presente y en el furturo, ¿considerás que en Argentina se está alcanzando un nivel considerable de adopción por parte de los productores de los insumos? ¿Creés que se necesitan modificaciones a las regulaciones? ¿Se podría aumentar la participación de insumos o creés que es una cuestión de maduración de la tecnología? 

FC: No tengo un conocimiento profundo sobre la realidad de Argentina en temas de insumos como para tener una posición muy fuerte, muy definida. La primera impresión que tengo es que en Brasil estamos más desarrollados en ese tema. Hoy en Brasil se registran más productos de origen biológico que productos de origen químico. No sé cómo está ese registro en Argentina. 

Los productos biológicos en Brasil son un camino sin vuelta y hay grandes conglomerados de productores que están apostando mucho a la agricultura regenerativa. ¿Qué significa agricultura regenerativa? La agricultura orgánica es una agricultura que cada vez recupera la biota del suelo, es decir, suelo cada vez más vivo. Ahí podemos hacer un gran programa llamado suelos vivos de las Américas, principalmente utilizando menos productos químicos y más productos biológicos. Claro que, por ejemplo, para hacer siembra directa es muy difícil no contar con productos químicos pero la siembra directa tiene otros puntos positivos, como la preservación del suelo, de su riqueza por no usar arado.

La siembra directa es un tema muy importante y en Brasil está muy desarrollada. En Argentina creo que ayuda que ya esté en los sectores importantes pero creo que tenemos que aumentar el número de productos biológicos registrados.

MP: Otro tema clave que también has trabajado es la cuestión del recurso hídrico del agua en estos tiempos de cada vez mayores sequías y eventos climáticos que impactan sobre la producción agropecuaria. ¿Cuáles son las políticas que han trabajado en Brasil y cuáles creen que pueden ser las lecciones para Argentina? Por supuesto que cada ecosistema y cada lugar es particular pero ¿pensás que puede reducir un poco la exposición a riesgos que implican las recurrentes sequías que estamos teniendo en nuestros países?

FC: Es un punto muy importante las sequías en Brasil y Argentina, ya que son un reflejo del cambio climático. Los pronósticos de lo que puede pasar en los próximos años son muy atemorizantes si no se cambia nada en relación a los gases de efecto invernadero. Ya estamos en medio de un gran cambio climático y la falta de lluvia en algunas regiones es una realidad. 

Para eso creo que cada vez será más importante el riego tanto para Brasil como para Argentina. Brasil irriga muy poco, hoy tenemos apenas 8 millones de hectáreas bajo riego, es muy poco para un país como Brasil. Para que tengan una idea, India tiene casi 80 millones. Otra comparación: el estado de Nebraska en Estados Unidos irriga prácticamente la misma  cantidad de hectáreas que Brasil. Es un tema muy importante para todos los países que son grandes productores de alimentos. 

Primero, se requiere de un riego inteligente, un riego que haga un uso eficiente del agua y un riego que comprenda que recargar de agua los acuíferos es importante. Es un gran tema al que tanto Brasil como Argentina se tienen que dedicar ya, vital para garantizar la producción de alimentos. Para alcanzar las metas de FAO para tener la cantidad de comida necesaria para alimentar a la población en 2050, Brasil y Argentina son protagonistas. 

MP: Marcás muy claro que tanto Argentina como Brasil tienen esta oportunidad de ser protagonistas y queríamos preguntarte acerca del nivel de integración que ves y que podrían tener Argentina y Brasil en materia agroalimentaria. Siempre que se discute el Mercosur tal vez se ve más la cuestión industrial, la industria automotriz y esos sectores, pero en términos agroalimentarios pareciera que podría haber mayor potencial por algunas grandes empresas nacidas en Argentina. ¿Cuál es tu diagnóstico?

FC: Me parece que Argentina y Brasil son países históricamente y geográficamente destinados a hacer cosas juntos, tenemos complementariedad y una serie de cadenas. Tenemos compradores para nuestros productos en todo el mundo. Brasil y Argentina tienen que ir con inteligencia, entender que pueden ser complementarios y fortalecer el Mercosur es uno de los caminos.

Por Gonzalo Brizuela (@Gonzabrizuela9) y Martin Alfie (@alfiemart)