Argentina Productiva 2030: Políticas de Estado en tiempos turbulentos

El Plan "Argentina Productiva 2030”, cuya hoja de ruta fue presentada por el Ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas y su elaboración será dirigida por Daniel Schteingart, tiene como objetivo que Argentina defina un modelo de desarrollo y diseñe herramientas que, en su conjunto, se transformen en las famosas y tan necesarias “políticas de Estado”. 

Argentina Productiva 2030: Políticas de Estado en tiempos turbulentos

¿Cuáles son los sectores a los que Argentina debe apostar en el largo plazo? ¿Cuál debe ser nuestro perfil de inserción internacional? ¿Qué políticas productivas implementar para lograr incrementar de forma genuina la competitividad de nuestro país? ¿Cuáles son las herramientas, incentivos o regulaciones que fomentan la creación de empleo, el nacimiento de nuevas empresas o una mayor salida exportadora? Estas son algunas de las preguntas que deberíamos empezar a responder para tener un rumbo claro en materia de desarrollo económico e inserción internacional como país.

La falta de ese rumbo es, para quienes estudian la economía argentina desde la perspectiva del desarrollo económico, uno de los principales motivos que explican las recurrentes crisis en Argentina. Esto se refleja en una estructura productiva con cada vez más limitaciones para generar empleo de calidad, competir con el mundo y adaptarse a los desafíos que impone el siglo XXI (digitalización, cambio climático, crisis sanitarias, conflictos geopolíticos, etc.) y, por lo tanto, en malos resultados económicos y sociales.

El Plan «Argentina Productiva 2030”, cuya hoja de ruta fue presentada por el Ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas y su elaboración será dirigida por Daniel Schteingart, tiene como objetivo que Argentina defina un modelo de desarrollo y diseñe herramientas que, en su conjunto, se transformen en las famosas y tan necesarias “políticas de Estado”. 

El plan tiene como objetivo general la creación de empleos registrados privados, la reducción de la pobreza, el nacimiento de nuevas empresas, la descentralización del país (la mayoría de los empleos deben crearse fuera del AMBA), la reducción de la desigualdad, el cumplimiento de las metas ambientales del Acuerdo de París y la reducción de las brechas de género.

¿Planificar en Argentina?

La elaboración de “Argentina Productiva 2030” será un ejercicio necesario, a pesar de los tiempos turbulentos en materia internacional y sus inevitables correlatos a nivel local, en una economía que ha sufrido mucho durante los últimos años.

Este ejercicio se llevará adelante en un contexto internacional desafiante, con sus inevitables correlatos a nivel local, en una economía que ha sufrido mucho durante los últimos años y con serios desafíos en materia macroeconómica. ¿Es un buen momento para planificar a largo plazo, dado el alto nivel de incertidumbre? Sí, justamente por esas crisis recurrentes se torna urgente avanzar con diseñar este Plan. En una economía como la Argentina, nunca parece un buen momento para pensar a largo plazo, lo que se transforma en un círculo vicioso: la falta de planificación lleva a tomar medidas de corto plazo que no necesariamente son las mejores, o incluso son dañinas a largo plazo.

En los hechos, dos de los sectores con más crecimiento y perspectiva exportadora son frutos de «políticas de Estado»: el software y los hidrocarburos de Vaca Muerta. A pesar de la inestabilidad, la grieta y el péndulo argentino, son un ejemplo de que se puede pensar en el largo plazo. La Ley de Software se sancionó en 2004 y se prorrogó en 2011. En 2019 y 2020 se sancionó la actual Ley de Economía de Conocimiento por unanimidad. Argentina es cuna de unicornios, el empleo en software no para de crecer y las exportaciones son de elevada magnitud. El Plan Gas nació en 2013, lo sostiene Kicillof en 2014-2015, continúa con la resolución 46/2017 y en la gestión Kulfas se diseña el Plan Gas.Ar que hoy está vigente. Con matices importantes (sobre todo el rol de YPF), se mantuvieron incentivos que permiten que hoy Vaca Muerta produzca gas de manera competitiva. 

Por lo tanto, si bien las crisis permanentes obligan resolver las urgencias del corto plazo, hay que pensar a futuro y diseñar políticas productivas que puedan incentivar a los sectores con una mirada de largo plazo, porque son aportes vitales para que Argentina pueda evitar esas crisis.

Esta tarea viene siendo realizada por el Ministerio de Desarrollo Productivo en varias áreas, destacándose el caso del Centro de Estudios para la Producción (CEP-XXI) y el Consejo para el Cambio Estructural (CCE). En ese marco, se han analizado y propuesto políticas para varios sectores, tanto tradicionales como emergentes. Un caso destacado es el de cannabis para uso medicinal e industrial, que cuenta con un proyecto de ley con media sanción que nace de un análisis realizado en el CCE. El plan potenciará y le dará una visión integral y consistente a dichos análisis y propuestas.

Principales características del Plan

El Plan estará orientado por “misiones productivas”, siguiendo el formato que han adaptado los planes de desarrollo económico alrededor del mundo, en especial en Europa, durante los últimos años. Las “misiones”, término popularizado recientemente por la economista italiana Mariana Mazzucato, son objetivos sociales, ambientales o tecno-productivos que establecen el rumbo hacia donde tienen que apuntar los sectores y, por lo tanto, las políticas productivas. Por ejemplo, la transición ambiental, garantizar la provisión de bienes y servicios para una salud equitativa o la defensa y seguridad nacional. Cada “misión” tiene, a su vez, distintos proyectos, que son una especie de “sub-misiones” que, integralmente, aportan a ese objetivo y sectores productivos involucrados. Puede leerse más sobre las misiones en este documento.

Un ejemplo para ilustrar: la misión “desarrollar la economía verde para una transición ambiental” tiene como objetivo lograr una transición hacia una economía de menor impacto ambiental, con incidencia favorable sobre la economía y el empleo. Esta misión se justifica por la necesidad de reducir gradualmente el impacto ambiental derivado de las actividades productivas, potenciando en simultáneo el crecimiento económico y la generación de empleo. Un ejemplo de proyecto, que se definirán en conjunto con los actores involucrados, puede ser “posicionar a Argentina como proveedor industrial de bienes y servicios para las energías limpias (represas hidroeléctricas, aerogeneradores, calefones solares, paneles fotovoltaicos y reactores nucleares)”. Y los sectores involucrados son, entre otros, la metalmecánica, el reciclaje de corrientes de residuos o el hidrógeno.

Dentro de las misiones, se destaca una de carácter transversal: “duplicar las exportaciones para hacer sostenibles las mejoras sociales y económicas”. Esta misión es central dado que exportar más es una condición necesaria para que todo el resto de las políticas puedan tener impacto. Si bien la meta luce ambiciosa, existen una serie de sectores (minería, hidrocarburos, alimentos) que, con las políticas adecuadas, podrían tener un salto exportador exponencial en los próximos años que ayude a lograr dicho objetivo. Hoy en día no existe un análisis completo de cuál es el verdadero potencial exportador de los principales complejos productivos del país. Este Plan viene a ocupar ese espacio vacante.

Asimismo, existen herramientas “horizontales” o “transversales” que tendrán su propio capítulo en el plan productivo, dado que van más allá de misiones puntuales: el financiamiento productivo, la infraestructura (física y digital), la capacitación y formación para el trabajo, las cuestiones impositivas, entre muchos más. 

Vale señalar que se buscará una intervención inteligente y justa del Estado en pos del desarrollo. De hecho, las políticas productivas no necesariamente implican una participación directa o una mayor intervención estatal. Muchas veces, una mejora de las condiciones regulatorias, una mayor vinculación entre áreas ya existentes o la eliminación de cierta barrera o traba burocrática es una política productiva acertada.

Asimismo, el plan tendrá metas “optimistas pero alcanzables”, tanto de indicadores específicos de cada misión como de variables más agregadas como creación de empleo o de nuevas PyMES. Las metas serán realistas, dado que el objetivo es que sea una guía certera de las posibilidades que tiene el país.

El carácter federal y participativo

El rol de las provincias y los gobiernos locales en la conformación del plan es de vital importancia. El conocimiento de las realidades territoriales y el vínculo con los actores son un know-how imprescindible para el plan. Por ello, se realizarán numerosas mesas de trabajo en todas las provincias del país en el proceso de elaboración del Plan.

El plan se nutrirá de los trabajos y el recorrido ya hecho por las provincias, apuntando a una consistencia a nivel nacional. En otras palabras, se buscará un equilibrio en el trade-off entre especialización y escala en un territorio vs. la necesidad de diversificar y complejizar la matriz productiva de cada provincia, lo que precisa una visión sintetizadora a nivel federal. En diálogo permanente con las provincias, la búsqueda de los puntos en común de las visiones provinciales será uno de los principales desafíos del plan.

Asimismo, se convocará a representantes del sector privado, los sindicatos, el sector académico, las cooperativas y todos aquellos que tengan participación en el mundo de la producción y el trabajo a nivel nacional. El Plan se diseñará en conjunto con estos actores, sin desatender que existen conflictos y disputas inter e intra cadenas de valor. El rol del Estado Nacional, nuevamente, será el de lograr la mejor síntesis de dichos intereses para avanzar en pos de los objetivos sociales. La realización de mesas de trabajo a lo largo de todo el año garantizará que este plan recoja las visiones de todos los actores, apostando siempre a pensar más allá del corto plazo.

En síntesis, Argentina retoma con este plan la necesaria tarea de la definición de políticas de Estado, uno de los principales déficits de las últimas décadas, sobre todo en el área productiva. Las dificultades económicas locales e internacionales, más que un obstáculo, son una muestra de que avanzar con el Plan es una tarea urgente. Argentina no puede seguir dándose el lujo de no pensar en el desarrollo a largo plazo.