Manifiesto por un Industrialismo del Siglo XXI
Manifiesto por un Industrialismo del Siglo XXI – reflexiones del Congreso Productivo para el Desarrollo
Manifiesto por un Industrialismo del Siglo XXI – reflexiones del Congreso Productivo para el Desarrollo
En un contexto global y nacional donde el futuro de la industria está en debate, el Congreso Productivo para el Desarrollo se propone como un espacio estratégico para discutir su rol, sus desafíos y su potencial para el desarrollo.
Argentina tiene un desafío impostergable en el corto plazo: estabilizar la macroeconomía. Si dicha tarea es exitosa, Argentina tiene otro desafío igual de importante: aumentar sustancialmente sus exportaciones.
El crecimiento y desarrollo económico chino representa un fenómeno que irrumpió con fuerza en la economía mundial. Analizando la estructura de los últimos dos planes quinquenales- que constituyen la materialización de esa planificación económica- podemos comprender gran parte de la trayectoria de su desarrollo económico.
La planificación económica en economías mixtas ha adquirido diferentes formas y estilos según el momento histórico, la trayectoria económica de cada país y su integración. En la última década, las misiones se han re-posicionado como una de las formas de proyectar la política productiva y de ciencia, tecnología e innovación principalmente en la Unión Europea, pero también en otras latitudes. Dada la visita de Mariana Mazzucato a la Argentina, se presenta una revisión de las llamadas viejas y las nuevas misiones y se introducen una serie de experiencias relativas al sur (global), que pueden orientar el diseño y la implementación de una política por misiones en la Argentina.
Una parte significativa de la sociedad considera que actividades como la minería y la producción de hidrocarburos son extractivas y por lo tanto inconducentes para alcanzar el desarrollo. Creo que afortunadamente esa mirada ha venido cambiando y hoy se va afianzando otro enfoque por el cual se entiende que, si son conducidas con políticas públicas bien construidas y ejecutadas, estas actividades pueden ser motores de desarrollo.
Argentina es uno de los países con mayores niveles de desigualdad territorial. La diferencia del ingreso per cápita entre las provincias más ricas (CABA, Tierra del Fuego) y las más rezagadas (NOA, NEA) llega a 6 veces. Para tomar como referencia, en Italia, un ejemplo de país desigual del primer mundo, la brecha es de apenas dos veces. Asimismo, los datos de empresas y empleos registrados per cápita del país muestran enormes heterogeneidades territoriales.
El Plan «Argentina Productiva 2030”, cuya hoja de ruta fue presentada por el Ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas y su elaboración será dirigida por Daniel Schteingart, tiene como objetivo que Argentina defina un modelo de desarrollo y diseñe herramientas que, en su conjunto, se transformen en las famosas y tan necesarias “políticas de Estado”.
Encarar una estrategia de desarrollo productivo en un país que atraviesa continuamente crisis macroeconómicas es una tarea difícil. Inflación persistente, el PBI en subibaja, crisis cambiarias periódicas, conforman un combo poco amigable para desplegar un proyecto de país de largo plazo. No debe olvidarse que Argentina es, en las últimas cinco décadas, uno de los países con peores desempeños macroeconómicos a nivel global. ¿Se puede tener una estrategia de desarrollo económico en un país con una macroeconomía siempre complicada, restricciones fiscales y fuertemente endeudada?