Diálogo productivo | Julio Fazio
En esta nueva edición de Diálogos Productivos conversamos con Julio Fazio, empresario industrial salteño y dirigente de la Unión Industrial Joven de Salta (UIS Joven).
En esta nueva edición de Diálogos Productivos conversamos con Julio Fazio, empresario industrial salteño y dirigente de la Unión Industrial Joven de Salta (UIS Joven).
Pocas veces se puede vivir el nacimiento de un sector productivo de forma concreta. El #CadenadeValor de hoy va a tratar justamente, si se quiere, sobre uno de esos hechos que se cuentan con los dedos de una mano. El martes de la semana pasada Alberto Fernández promulgó promulgó la Ley Nº27.699 que define un marco regulatorio para la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.
La participación de las mujeres en el mercado laboral formal aumentó progresivamente en los últimos años. Pero dicha suba, ¿fue uniforme al interior de cada sector productivo?. En esta nota, a partir de los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) para personas trabajadoras del segmento formal privado de la economía entre 2007 y 2021, se analiza cómo evolucionó la tasa de feminización agregada de la economía y a qué se debieron esos cambios.
Podría decirse que tener una industria nacional de bienes de capital desarrollada y dinámica contribuye a afianzar la soberanía tecnológica y económica de nuestro país, por eso cobra vital relevancia el nuevo régimen para fabricantes de Bienes de Capital publicado a partir del Decreto 209/2022.
En la provincia de Santa Fe un amplio entramado de entidades ha conformado un ecosistema emprendedor que alienta el nacimiento y desarrollo de Emprendimientos de Base Científico-Tecnológica (EBCT), permitiendo la explotación de estas capacidades y la generación de impactos positivos económicos y sociales. En la nota se mencionan experiencias exitosas de EBCT locales, los principales elementos que alimentan el flujo de proyectos y algunas contribuciones que podrían hacer los gobiernos para incidir positivamente en el proceso emprendedor.
Desde la crisis financiera de 2008 las principales economías del mundo han desplegado una política activa para preservar sus mercados de compras públicas para los proveedores nacionales. Este proceso no concluyó una vez recuperados los niveles de actividad previos a la crisis, sino que se ha venido intensificando en años recientes en el marco de la creciente competencia estratégica que caracteriza la relación entre las potencias industriales.
¿Qué tienen en común una empresa que produce equipos para la industria láctea en una pequeña localidad del sur santafesino con una firma entrerriana capaz de fabricar recipientes sometidos a presión de casi 50 metros de longitud para la industria del petróleo y la recientemente capitalizada IMPSA? Todas ellas forman parte del extenso abanico de miembros del sector de bienes de capital.
El ministro de Trabajo, Empleo e Industria de La Rioja repasa con Misión Productiva las medidas tomadas en los últimos dos años para recomponer y fortalecer el aparato productivo provincial, a la vez que resalta actividades con alto potencial de crecimiento en el territorio. Aun así, advierte algunas dificultades para hacer política industrial en la región, como la lejanía respecto de los grandes centros urbanos y la falta de infraestructura.
El electrocardiograma del sector metalúrgico es un reflejo de la volatilidad que atravesó la economía argentina en general e industrial en particular. En los últimos 27 años, en casi la mitad de los años hubo una contracción de la actividad metalúrgica. Esto significa que si una empresa en 2021 festejó sus 27 años de vida, en casi la mitad el promedio de la actividad metalúrgica se contrajo.
«Creo que una de las cosas que más nos diferencia es la de poder dar los saltos tecnológicos necesarios a lo largo del tiempo, a pesar de que nuestro mercado es bastante adverso porque competimos con firmas multinacionales. Cada dos años estamos dando algún salto importante, desde cambios de sistemas hasta la implementación de un depósito inteligente. «
Una de las claves del magro desempeño argentino de las últimas décadas ha sido la incapacidad para adoptar un modelo de desarrollo sostenible en el tiempo, que configure incentivos estables para los agentes económicos e impulse el desarrollo productivo y tecnológico nacional.