Diálogo productivo con Carlos Pallotti

Carlos Pallotti es especialista en Desarrollo Tecnológico y Productivo con una amplia trayectoria en los sectores privado y público, cámaras y ONGs. Hablamos con él sobre la industria local de software y servicios informáticos, su vinculación con el tejido productivo local, las principales políticas para promover inversiones en la industria, y acerca de la necesidad de desarrollar instrumentos de financiamiento y promover el desarrollo de nuevas empresas.

Diálogo productivo con Carlos Pallotti

Carlos Pallotti es especialista en Desarrollo Tecnológico y Productivo con una amplia trayectoria en los sectores privado y público, cámaras y ONGs. Hablamos con él sobre la industria local de software y servicios informáticos, su vinculación con el tejido productivo local, las principales políticas para promover inversiones en la industria, y acerca de la necesidad de desarrollar instrumentos de financiamiento y promover el desarrollo de nuevas empresas.

Misión Productiva: ¿Qué modelos de negocios predominan en las firmas de software y servicios informáticos (SSI) a nivel global y en Argentina? 

Por un lado, existen grandes compañías que hacen grandes desarrollos tecnológicos y generan un alto valor agregado, como INTEL que hace microchips, algunos desarrollos de Google, algunos de IBM, que están en la quinta esencia de la tecnología y que luego aguas abajo alguien va a utilizar. Algunas hacen productos muy abstractos, que no tienen una forma comercial concreta, pero que generan productos derivados. También hay empresas que los toman y convierten en productos relativamente comerciales y suelen tener un menor valor agregado. Por ejemplo, ORACLE que genera una base de datos o Microsoft que crea sistemas. Un poco más abajo en la cadena hay empresas como SAP que usa esa base de datos para hacer algo que un cliente final necesite para llevar la contabilidad. En la parte más baja están los servicios de codificar. Cuando se habla de software factory se trata de escribir los códigos, testearlos, por ejemplo para un videojuego. 

Por otro lado, hay otras empresas que generan un alto valor agregado por ejemplo, agregando marcas o adquiriendo habilidades particulares. Es el caso de empresas que cuentan con especialistas de negocios para implementar sistemas,  o aquellas empresas que son especialistas en transacciones bancarias seguras, que no están desarrollando tecnología pero si su implementación en ambientes muy sofisticados.

También podemos analizar a las empresas en base a su nivel de conocimiento tecnológico y a su nivel de conocimiento del negocio. Si pensamos qué es lo que producen las empresas Argentinas, hay empresas que saben mucho de bancos, otras de nuevas tecnologías de seguridad informática o de tecnología. Al mirar el mapa de Argentina, sus empresas normalmente tienen un alto nivel de conocimiento del negocio.

Es un error asumir que ofrecer un producto es mejor que brindar un servicio de desarrollo de software para un tercero, lo que vale es el conocimiento. Se puede tener un nivel de conocimiento muy alto del negocio y bajo en lo tecnológico. Por el contrario, hay empresas que generan algo muy sofisticado a nivel técnico pero no poseen un gran conocimiento del negocio. Lo importante es cuánto implica ese agregado de conocimiento. 

MP: Hablás mucho del concepto “Argentina del conocimiento”, ¿de qué se trata este modelo de país?

La macroeconomía Argentina hace que el costo de los servicios ofrecidos sea en ocasiones barato en dólares y en otras ocasiones caro. Esto genera que nos cueste posicionarnos en un segmento en el exterior. Si nos abstraemos de la situación macroeconómica, no somos estructuralmente baratos. El profesional medio argentino quiere tener un sueldo acorde al resto del mundo, por lo que no podemos competir en ese segmento. Entonces, la opción más conveniente para Argentina es implementar un modelo de “Value Shore”, donde no se busca sólo vender una hora hombre, sino una hora hombre de calidad. 

La otra posibilidad es el “Value Soft”, hacer software en determinados nichos comerciales en los que nosotros tenemos habilidad. Por ejemplo, Argentina es buena en publicidad, marketing digital y webs dinámicas.

Esto es a lo que me refiero con “economía del conocimiento”, aquella que sale del modelo transaccional para ir a un modelo más sofisticado. No tenemos otra chance que hacer este cambio, no podemos continuar defendiendo un modelo de venta de hora hombre barata porque tarde o temprano vamos a ser caros, porque la macroeconomía va cambiando. 

MP: Se suele decir que la industria de SSI es una “industria de industrias”, ¿cuál es el nivel de vinculación que tienen en Argentina con el tejido productivo local? 

Hace quince años aproximadamente, las exportaciones eran un décimo del total de la producción del sector, después pasaron a ser un cuarto, un tercio y actualmente ya está pasando la mitad. Cada vez más, el crecimiento viene de la mano de los mercados externos. Argentina vende al exterior porque no se compra localmente, nos queda un superávit de talento que no se consume en el mercado local. 

Cuando estaba en la gestión, hicimos un análisis tomando un grupo de empresas homogéneas que tuvieron durante 10 años la Ley del Software. Lo que concluimos fue que aquellas ligadas al mercado doméstico no crecieron o decrecieron mientras que las vinculadas al mercado externo crecieron de manera exponencial. Esto tiene que ver con el entorno argentino, donde la inversión se hace difícil y hay poca innovación, entonces lógicamente las empresas no actualizan tanto los sistemas. En el mercado interno, tradicionalmente las empresas grandes del sector bancario, retail, telecomunicaciones, acostumbran a comprar soluciones informáticas, pero suelen estar muy influenciadas por las situaciones macro del país. 

Las PYMES también sufren esto por el entorno competitivo al que están sometidas. Suelen estar más preocupadas por cuestiones comerciales, cambiarias que por incorporar innovaciones tecnológicas en general, y de SSI en particular. 

Este problema también está en el avance hacia la industria 4.0, ya que si estas tecnologías no le permiten al empresario evitar un riesgo concreto de perder negocios por falta de competitividad, es muy difícil que las incorporen. En Argentina hay una baja penetración del sector tecnológico en la industria tradicional. Un ejemplo crítico es el acceso a la fibra óptica en parques industriales. En algunas de las ciudades más industrializadas del país, hay empresas inmensas con mil empleados ubicadas dentro de un Parque Industrial y no tienen acceso a la fibra óptica. A pesar de ello, hay algunos nichos en nuestro país que están incorporando estas tecnologías, por ejemplo el área de producción agropecuaria tiene software con algún nivel de tecnología en el área de marketing digital y web dinámica, pero hay muchas ramas en las que no tenemos mercado interno.

MP: Tenés una larga trayectoria en el sector con reconocimientos por atracción de inversiones, ¿qué políticas creés que deben implementarse en Argentina para promover nuevas inversiones, tanto nacionales como internacionales para la industria?

Un primer aspecto que tendría un impacto positivo sería que haya continuidad en las políticas. El mayor problema en Argentina es que aún en una misma administración hay varios cambios de políticas, generando que los inversores demanden incentivos cada vez mayores para invertir. En algunas ocasiones, le plantean a las empresas que les gusta el producto pero para ponerlo en otro país, no en el mercado argentino. Las únicas leyes que permanecieron a través del tiempo fueron la de Software y después la de Economía del Conocimiento, que entre el gobierno anterior y éste tuvieron una serie de perturbaciones. 

La segunda política que hay que implementar es la de posicionamiento. No hay promoción suficiente de lo bueno que es el país en la economía del conocimiento. Hay que posicionarlo en el mundo, tiene que salir publicado en los medios adecuados, estar en los indicadores internacionales apropiados, participar en las cumbres, y debe hacerse de manera coherente y con articulación público-privada. Lo que hemos ganado es por efecto de cosas que van naciendo, como tenemos compañías que empiezan a tomar nombres (Mercado Libre, Globant, Despegar), entonces hay un cierto posicionamiento pero no construido con un trabajo consciente.

El tercer tema es el recurso humano, donde hay un PxQ. Mediante una mayor calidad, mejora la competitividad y se obtiene mayor productividad. En cuanto a la cantidad, mientras mayor número de recursos humanos tengamos, mayores posibilidades de producción. Nosotros no tenemos problema de limitación de gente, la economía del conocimiento genera más de 400 mil puestos de trabajo y la Población Económicamente Activa (PEA) es cercana a 17 millones de personas. En Software hay 140.000 empleos registrados. Debería aumentar mucho este número para que empiece a ser un porcentaje relativamente significativo. Tiene que existir una política más integral, desde el Ministerio de Educación se deben generar políticas educativas para alcanzar 200.000 personas capacitadas por año en universidades y el Ministerio de Trabajo debe propiciar que se generen esos empleos en forma dinámica, por ejemplo mediante pasantías. Eso permitiría enlazar la generación de conocimiento con el empleo. Debe haber una política nacional donde las universidades empujen con más fuerza determinadas carreras, ofrezcan capacitaciones cortas y medianas, incluir en este plan a las escuelas industriales. Si hoy genera más de 7.000 millones de dólares y se sabe que eso se está haciendo con 200.000, debe hacerse una política para alcanzar los 600.000 y multiplicar por tres el nivel de producción. 

Por último, hay que pensar en un banco tecnológico o algún instrumento a través del cual las empresas puedan tomar un crédito a una tasa razonable. Tendría que haber algún instrumento para que no sea sólo el capital de riesgo el que financie el crecimiento.

MP: El capital de riesgo ha crecido en forma sostenida durante los últimos años, aún durante la pandemia, tanto a nivel global como local, ¿qué opinión tiene respecto de su crecimiento?

Si miramos por cantidad de habitantes, Argentina tiene muchos más unicornios que Brasil y México. En nuestro país no hay mercado de capitales local, no sólo para los emprendedores sino en general. Si no se posee un crédito subsidiado de nación o una provincia, los bancos brindan muy poco crédito para el sector privado. De la misma manera, el capital y más todavía el de riesgo. 

Un primer conflicto es que se ha ido generando el mercado de capitales de riesgo extranjero. Si se tiene un buen proyecto, se va a recibir financiamiento, el problema es que ese financiamiento no es para Argentina, sino que es para que se venda en el exterior y a lo mejor son incluso capitales argentinos, es una paradoja. Hay cierto consenso de que Argentina tiene buen nivel de jugadores, buen nivel de emprendedores, pero para afuera. Otro problema es que el capital de riesgo se da a cambio de que se multiplique el tamaño de la empresa y a veces la empresa no necesita o no está en condiciones de crecer tanto, pero necesita el capital y entra ese mecanismo para poder satisfacer la demanda del nuevo inversor que viene y en realidad podría haber crecido de una manera más homogénea.

No tenemos problema de crear nuevas startups o unicornios y tenemos cómo financiarlos con capitales privados, es un pendiente que haya más financiamiento público.

Quisiera resaltar la importancia de crear empresas, por eso hablamos del emprendedurismo. Si no se generan empresas no va a haber esquema de empleabilidad. No se trata solamente de capacitar gente sino también generar el motor básico del empleo que es la empresa. Es necesario fomentar políticas que generen empresas, sino va a pasar como a principios de los 2000 cuando, teníamos gente en el banco esperando que la llamen, pero  no había empresas que contraten.

MP: Una de las grandes potencialidades de la actividad es la posibilidad de generar empleo calificado a nivel federal, ¿cuán desarrollado ves el sector fuera de la zona núcleo de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba? 

Es un sector que se desarrolla siempre al lado de un centro de conocimiento, una unidad académica, no necesariamente una universidad. Argentina por suerte tiene un sistema educativo muy desarrollado en buena parte del país.

Si bien actualmente de 140 mil trabajadores de software hay 80 y pico mil que están trabajando para el AMBA, la tasa de crecimiento del empleo en los últimos cuatro años es mayor en el interior. Se está dando un fenómeno sumamente interesante de personas que viven en el interior pero trabajan para una empresa de la Ciudad de Buenos Aires, que sucede por ejemplo en el rubro informático. Ese fenómeno va a crecer si hay una política de capacitación federal, a través de la cual se pueda estudiar sin necesidad de mudarse a Buenos Aires u otra gran ciudad, y este tipo de políticas están apareciendo cada vez más y hay que alentarlas.

Por Gonzalo Brizuela y Paloma Varona

* Ex Subsecretario de Servicios Tecnológicos y Productivos, del Ministerio de Producción de Argentina. Fundador, CEO y Presidente de diversas compañías relacionadas con el sector de Software y Tecnologías de la Información. Presidente, CEO y miembro de varias ONGs y cámaras de comercio ligadas a la tecnología. Fue reconocido por organizaciones de Argentina y América Latina con diversos premios, incluyendo el Sadosky de Oro 2007.