Diálogo Productivo con Juan Soria

En una nueva edición de Diálogos Productivos tuvimos el placer de conversar con Juan Soria, actual Director de Operaciones del fondo SF500, iniciativa público privada impulsada por el grupo Bioceres y la provincia de Santa Fe, que busca invertir más de 300 millones de dólares para acelerar el crecimiento de empresas en las áreas de salud y bienestar, alimentos funcionales, neutralidad de carbono y nuevos materiales.

SF500

En una nueva edición de Diálogos Productivos tuvimos el placer de conversar con Juan Soria, actual Director de Operaciones del fondo SF500, iniciativa público privada impulsada por el grupo Bioceres y la provincia de Santa Fe, que busca invertir más de 300 millones de dólares para acelerar el crecimiento de empresas en las áreas de salud y bienestar, alimentos funcionales, neutralidad de carbono y nuevos materiales.

En esta entrevista pudimos conversar sobre el mundo Biotech en general y sobre la apuesta del SF500: cómo nace, a qué apuntan y cuáles son sus perspectivas a futuro. También pudimos conversar sobre uno de los temas que más nos interesan como es el desarrollo del trigo y la soja HB4 trabajado por la investigadora Raquel Chan del CONICET, junto a la empresa Bioceres y la Universidad del Litoral, que recientemente tuvo la aprobación regulatoria por parte de China.

Misión Productiva: Primero que nada, ¿nos podrías comentar qué es el SF500?¿Cómo surge esta iniciativa que conjuga el Sector Privado, el Estado y el sistema científico? 

Juan Soria: En términos prácticos el SF500 es un fondo de inversión, el más grande que existe en Argentina, diseñado para invertir 300 millones de dólares en 10 años y crear más de 500 compañías en ciencias de la vida.

Pero no somos sólo un fondo, hacer una compañía implica desafíos muy distintos de hacer ciencia, por eso siento que con está definición queda muy corto nuestro trabajo y me gusta definir el SF500 por lo que hacemos: potenciamos startups de ciencias de la vida en Argentina, ayudamos a crearlas y a desarrollarlas en sus primeros años e hitos. 

Una compañía de este tipo tiene que tener científicos pero también tiene que ser capaz de transformar esa ciencia en un producto, eventualmente tiene que tener un CEO, alguien de finanzas, alguien de recursos humanos y un conjunto de personas que te ayuden a contar la historia que vas a contar a partir de ahora, no sólo a la comunidad científica sino a un inversor o a un potencial cliente. Para esto tenemos un programa que las inicia en ese camino, que se llama SFBuild.

También trabajamos en dar acceso a los laboratorios a través de partners y en conectar a las startups con la comunidad de ciencias de la vida. Los emprendedores lo que más valoran, más aún que del dinero, son las conexiones que les podes hacer con gente del ecosistema.

Entonces, como les decía, somos más que un fondo. En resumen, tenemos un fondo que permite invertir desde la etapa más temprana, tenemos un Company Building que ayuda a los emprendedores a desarrollar estas habilidades, abrir nuevos horizontes y atravesar este camino súper emocionante pero muy intenso desde todo punto de vista pero sobre todo emocionalmente ya que hay picos de mucha emoción y picos donde todo se hace difícil. Queremos impulsar que haya más laboratorios para empresas de base científica y trabajamos mucho en generar una comunidad en ciencias de la vida.

MP: A nivel global hay una tendencia creciente a demandar alimentos saludables, bienes y procesos de producción amigables con el ambiente. ¿Qué impacto ves que pueden tener estos nuevos patrones de consumo en la forma de producir?  

JS: Buena pregunta, nosotros trabajamos en cuatro verticales en lo que respecta a ciencias de la vida: 

  1. Neutralidad de carbono, donde entra todo lo que es agricultura regenerativa, que no sólo es sustentable sino que contribuye a la regeneración de ambientes; 
  2. Biomateriales;
  3. Alimentos funcionales que tienen ciertas características que los hacen mejores con propiedades particulares para nuestra alimentación;
  4. Salud humana, como el desarrollo de la empresa ONCOLIQ que trabaja en una biopsia líquida para anticipar la identificación de cáncer de mama, Dharma Bioscience que trabaja en la restitución de cartílago para el tratamiento de artrosis de rodilla, o la empresa BiotaLife que tiene un foco cosmético trabaja con la microbiota de la piel para que esta tenga una mejor condición, por ejemplo, en acné.

MP: El caso de empresas como Bioceres refleja que nuestro país se puede afianzar aún más como exportadora agroindustrial pero sobre todo como exportadora de conocimiento y tecnologías. Actualmente la empresa se encuentra exportando a países como Brasil, Paraguay Colombia, también EEUU, India. A tu entender, ¿qué posibilidades ves para Argentina en ese futuro cercano? 

JS: El otro día salió una noticia que decía que Puerto Rosario sigue siendo el segundo agro exportador más grande del mundo y pensaba como el agro es la plataforma por la que somos más conocidos en el mundo y en la que tenemos escala global. Esto es muy importante también cuando haces ciencia y tecnología. Siempre me acuerdo de aquella vez que Alan Benett, Ex Director Ejecutivo de Transferencia de Tecnología en la Universidad de California, vino a Argentina y me dijo que era la primera vez que veía en Latinoamérica un organismo de ciencia como el CONICET justamente por su escala.

Ahora bien, necesitamos profundizar nuestro ecosistema y el conjunto de instituciones complementarias; CONICET hace muy bien lo que hace pero necesitamos de otras instituciones, como el SF 500 u otras aceleradoras e instituciones de interfase que complementan esa actividad para llevar la ciencia hacia la tecnología. Por ejemplo Y-TEC, donde yo trabajaba anteriormente, es una innovación institucional, una empresa de dos mundos como YPF y el CONICET, que ya tiene casi 8 años y un conjunto de tecnologías que están en el mercado.

Volviendo a la pregunta, en nuestro país tenemos un activo estructural en el agro y en algunos otros sectores asociados a la biotecnología industrial que ha permitido que un conjunto de empresas que no sólo producen commodities, hayan tomaron el riesgo para innovar desarrollando productos tecnológicos, paquetes de siembra directa, microbiología para el agro, para hacer la agricultura más sustentable. Asociados a esos encadenamientos  surgieron empresas de agricultores como fue el origen de Bioceres o de Rizobacter que nació haciendo microbiología para el agro. 

MP: El descubrimiento por parte de Raquel Chan y su equipo del Trigo HB4, que incorpora un gen obtenido del girasol para adquirir mayor resistencia a la sequía, da cuenta de las existencia de enormes capacidades locales en materia de agrobiotecnología, y de la importancia de la interacción entre el sistema de ciencia y tecnología y el sector privado. ¿Nos podrías comentar cómo fue este proceso?

JS: El Trigo HB4 es un desarrollo que arrancó en el Litoral junto al CONICET de la mano de Raquel Chan, investigadora principal del proyecto. 

trigo hb4

Muy resumido, todo arranca en un gen, el HB4, encontrado en el girasol que confería mayor resistencia al estrés hídrico de las plantas y lo que hicieron fue poner este gen en una plan modelo, relativamente más fácil de transformar que otras y esto funcionó muy bien. 

En ese momento, creo que el 2003, Bioceres estaba buscando proyectos, así que tomó una licencia para el uso de esa tecnología y su comercialización, y a partir de ahí lo llevó a cultivos de interés agronómico, realizó extensas pruebas en Argentina y diversos países mostrando su efecto y avanzó en la aprobación regulatoria en varios países. Es un muy buen caso de sinergia público-privada.

Hoy los dos cultivos más importantes modificados con este gen, el trigo y la soja, ya están aprobados en varios países. El trigo está aprobado regulatoriamente en Argentina y en Brasil, y la soja recientemente aprobada en China

MP: Considerando el alto perfil innovador que tiene el mundo biotech en general ¿Nos podrías comentar cómo se plantea la I+D desde el SF500?

JS: Nosotros somos un fondo que tenemos un mandato importante de invertir en ciencia sólida, si no hay ciencia, en este caso particular ciencias de la vida, no es para nosotros. 

En este sentido, arrancamos muy temprano en términos de desarrollo, lo que se conoce como un nivel de desarrollo 3, que es cuando tenes resultados experimentales que avalan tu hipótesis. Si vas a hacer investigación y desarrollo, tenes que tener un plan bien ajustado a lo que va a pedir el mercado, lo que te va a pedir la entidad regulatoria y a tu camino de propiedad intelectual para proteger el valor que estás construyendo. 

La mayor dificultad nosotros la percibimos en cómo lo escalas técnicamente y comercialmente. Si vamos al sector de las plantas, hacer los experimentos en cámaras de cultivo y después en campos abiertos es totalmente distinto, por ejemplo requiere de considerar la entidad regulatoriamente competente. El camino para lograr un producto tiene muchas iteraciones, idas y vueltas, por eso consideramos muy valioso la relación con las entidades regulatorias por ejemplo, así como con potenciales clientes, para acelerar el desarrollo, y en SF 500 tenemos esa experiencia para aportar. 

MP: En este ida y vuelta que tienen con los emprendedores, ¿Qué herramientas/políticas públicas consideramos necesarias para incentivar el surgimiento y el crecimiento de empresas de base biotecnológica? ¿Es preciso algún cambio de marco regulatorio, políticas de financiamiento, u otros incentivos?

JS: Hay muchas cosas por hacer y el rol del Estado es fundamental. Nosotros no podríamos estar haciendo lo que estamos haciendo hoy, si no hubiera décadas de construcción institucional del Estado, si no hubiera cientos de becarios y miles de investigadores por año. Es fundamental que exista, se fortalezca y se diversifique el marco que incentive el surgimiento de empresas biotecnológicas, porque necesitamos distintas cosas para multiplicar las chances de llevar la ciencia a la sociedad. Cuando uno ve los ecosistemas que mejor funcionan en innovación, una de las características principales es que tienen diversidad institucional, muchas formas de hacer vinculación y transferencia tecnológica.

Desde el punto de vista del financiamiento, nosotros aportamos un capital que sirve para arrancar, pero que es muy escaso para construir una empresa que resuelva desafíos globales. Entonces vamos a necesitar mejores encadenamientos y conexión con otros fondos que existen en el exterior.

Para dar un ejemplo local, de desarrollo de instrumentos, hace poco conocí un financiamiento desde la Secretaría de Economía del Conocimiento del Ministerio de Desarrollo Productivo para hacer estudios clínicos con un préstamo contingente y esto es muy bueno porque en términos de moléculas es muy difícil llegar al mercado y que sean comercialmente rentables. En general se considera que de 10.000 moléculas llega una sola a ser aprobada, entonces hay un cuello de botella muy grande y un riesgo muy importante hasta llegar a esa fase. Es importante seguir creando y diseñando nuevos instrumentos, existe otro caso, el de los PICT-A del FONCYT Agencia I+D+I que también es muy interesante.

En términos regulatorios, Argentina tiene experiencia pero es una cuestión que hay que continuamente estar actualizándose. El avance tecnológico es cada vez más rápido y hay nuevas herramientas todo el tiempo, como pasó con el tema de las vacunas por el COVID19. Entonces yo creo que un punto importante es permanentemente mantener la inversión en entidades regulatorias para que puedan acompañar de la mejor manera, tanto en términos de recursos como incorporando personal altamente calificado.

MP: Por último, ¿Cuáles son los próximos pasos que tienen pensado dar? ¿Qué proyectos tienen en vista?

JS: Hoy estamos corriendo el Company Building. Cuando ciertas empresas no tienen el equipo completo y no conocen de negocios, pasan por el Company Building primero y ya tenemos más de 18 proyectos en el mismo, así que entre el primer y el segundo semestre del año esperamos acompañar a más de 40 proyectos/startups.

Después tenemos otras compañías que si ya tienen el equipo y no necesitan hacer el Company Building, pasan directamente a la etapa de revisión e inversión, siempre tienen que estar en etapa temprana. 

Y los próximos desafíos es alimentar el pipeline de nuevos casos; nosotros pensamos que aunque no invirtamos, que más investigadores/as tengan la experiencia significa que sus becarios o sus colegas del laboratorio estén más familiarizados con todo el proceso y es parte de ir construyendo una cultura de trayectoria científica y tecnológica que pueda ser distintas a la académica. De eso se trata esta Bio Revolución, también de un cambio cultural.

Entonces, paralelamente, vamos alimentando el pipeline, corriendo el programa de Company Building dos veces por año, mientras que vamos viendo compañías para ir invirtiendo en ellas.

Por Sol González de Cap y Paloma Varona.