El venture capital (VC) es un tipo de financiamiento privado que se otorga a compañías emergentes o startups que han demostrado un potencial de crecimiento muy alto pero que no generarán ingresos en el corto plazo. Dependiendo del modelo de negocios particular, los fondos se invierten en estadios tempranos del proyecto (preseed y seed) o más avanzados (series A, B, C, D). A cambio, se pide equity (participación accionaria). Lo que buscan los VC es invertir a una valuación baja y vender sus acciones a un valor mucho más alto.
Llamadas también “financiamiento de alto riesgo”, en estas inversiones una de las fallas de mercado, la información asimétrica, adquiere una preponderancia sustantiva. Esto es así porque la brecha de información relativa al proyecto entre quienes lo llevan adelante y quienes lo financian es extremadamente más grande que en los proyectos tradicionales. En otras palabras, el entendimiento del valor potencial del proyecto por parte de los inversores de VC es una tarea muy compleja.
Para que las startups financiadas logren una curva exponencial de crecimiento de ingresos netos, deben atravesar el conocido “valle de la muerte”, es decir, un período en el cual los egresos son mucho más altos que los ingresos. En este lapso muere la mayoría de las compañías. Los inversores de VC conocen este riesgo y están dispuestos a asumirlo porque lo que buscan es que una sola inversión genere un retorno del capital tan grande que sea capaz de repagar el resto de las inversiones que fueron a pérdida.
Hagamos un ejercicio simple, considerando los siguientes supuestos:
- El fondo de VC tiene una duración de 10 años
- El retorno debe superar el tamaño del fondo en 3,1 veces.
- El tamaño del fondo es de USD 100 millones.
- Se hacen 10 inversiones de USD 8 millones en diferentes rondas.
- Al exit (momento de venta de las acciones) se mantiene el 25% del fondo.
Si por cada venta de la participación accionaria de las 10 empresas el fondo obtiene un retorno de USD 12,5 millones, el retorno final será de USD 125 millones. Es decir, 1,25 veces el tamaño del fondo, lejos del 3,1 buscado. Si en cambio por cada venta de las acciones de nueve empresas se obtiene un retorno de USD 12,5 millones y, a su vez, las acciones de la décima empresa −mucho mejor valuada− generan un retorno de USD 250 millones, el retorno al final será de USD 362,5 millones: 3,6 veces el tamaño del fondo.
Este segundo caso es el modelo que busca replicar un fondo de VC: invertir en un proyecto que se transforme en una compañía con una valuación extremadamente alta, vender su participación accionaria y que el retorno proveniente de esa inversión sea tan alto que pueda repagar (y generar ganancias) al total del fondo
Números y tendencias en el mundo y en la región
La industria del VC a nivel global invirtió USD 356.000 millones en 2023, según datos de Venture Pulse, Q2 y KPMG. Estos números están muy lejos de los USD 500.000 millones de 2021, momento en el que la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) era cercana al 0%. Los números actuales son bajos y equivalentes a los de hace seis años. En el mundo VC, a esta etapa de inversiones bajas se la llama “un frío y largo invierno”. Estos períodos de retracción, en los cuales los VC son muy rigurosos y específicos para seleccionar proyectos, son una oportunidad para otros inversores, que pueden aprovechar la valuación castigada de las startups.
Pese a que actualmente el monto total de las inversiones es bajo, se puede observar una tendencia mundial a invertir en estadios cada vez más tardíos o avanzados. Es decir, cae la cantidad de acuerdos preseed y aumenta la de acuerdos late-VC (series A, B, C, D). A su vez, el sector que concentra mayores inversiones en el mundo continúa siendo el software, seguido de productos y servicios comerciales, y pharma y biotech, que se incorporaron en el podio en los últimos años.
En América Latina, las inversiones VC alcanzaron los USD 4.000 millones en 2023, monto muy por debajo de los USD 16.000 millones de 2021, similar al de 2020 y menor que el registrado en 2019 (datos de LAVCA). Sin embargo, los inversores globales de VC tienen un especial interés en la región, debido a su potencial de crecimiento (la inversión puede aumentar hasta cuatro veces) y la maduración de su industria en los últimos años.
La potencialidad argentina
Argentina concentró el 8% de las inversiones VC de América Latina en 2021, el 4% en 2022 y el 1,6% en 2023 (datos de LAVCA). En ese último año, la inversión en el país se ubicó por debajo de Brasil, México, Colombia y Chile. Sin embargo, el mercado argentino tiene un alto potencial de crecimiento y sigue siendo sumamente atractivo para los inversores. Por ejemplo, en 2022 la inversión VC representaba el 0,12% del PIB, apenas debajo del 0,19% de México. A esto se suma que en los últimos cuatro años la cantidad de startups con inversiones superiores al millón de dólares se multiplicó por 2,6. Además, Argentina recibe sólo el 5% de las inversiones VC en deep tech de América Latina, pero genera el 30% de las startups en este sector.
Estas potencialidades, sin embargo, no deben sobreestimarse. Los desafíos son múltiples y son mayores aún en el desarrollo de tecnologías de frontera. El valle de la muerte asociado a startups deep tech indica que tanto la intensidad como la duración de esta curva son mucho mayores para compañías relacionadas con estas tecnologías que para startups de tecnologías tradicionales. Esto indica que, por un lado, es muy complejo alcanzar las fases de desarrollo, escalabilidad y comercialización del modelo de negocios asociado; y, por otro, sus costos son difíciles de eficientizar.
Para financiar cada vez más proyectos innovadores y tecnológicos (como son los de las startups) y potenciar el crecimiento del sistema, existen diversos mecanismos de acción. El principal sería aumentar y desarrollar otros tipos de herramientas que permitan a estas compañías elegir el “traje a medida financiero” que más les convenga según su modelo de negocios. En la ampliación de la gama de estos instrumentos está jugando un papel muy importante el Consejo Federal de Inversiones, con su Fondo de Garantías, que acompaña proyectos con interés estratégico en el crecimiento productivo de las provincias argentinas. La maduración de esta nueva herramienta y de muchas otras es el camino para ampliar el desarrollo de proyectos innovadores y, por ende, del mercado de VC en Argentina.