Miércoles 15 de Junio
¡Buen día! ¿Cómo les va? Hoy los saludo desde la localidad de Tostado, provincia de Santa Fe.
Últimamente los newsletters me están agarrando justo cuando estoy de viaje. Algún día les contaré sobre algunos de los proyectos con los que vengo trabajando y que me demandan estos viajes, pero no va a ser hoy.
Más vale tarde que nunca”
Como no podía ser de otra manera, el #CadenadeValor de hoy va a tratar sobre el tema productivo del momento, que es el gasoducto Néstor Kirchner. Desde hace semanas que este tema se ha convertido en una novela política de la cual se han escrito ríos de tinta. Pero en el día de hoy vamos a tratar de evitar los vericuetos políticos y, en este newsletter, abordaremos el proyecto desde una perspectiva diferente: siempre se resalta que esta obra es fundamental para el desarrollo de nuestro país, así que las próximas líneas se van a destinar a explicar justamente a llevar claridad sobre por qué es tan importante. Esto va a implicar repasar bastantes números, así que les voy a pedir un poco de paciencia. Vamos para adelante.
Primero lo primero: ¿qué es el Gasoducto Néstor Kirchner? Es un proyecto de infraestructura que busca conectar la formación Vaca Muerta, que se encuentra en la Cuenca Neuquina y es la segunda reserva de shale gas más grande del mundo, con los gasoductos troncales de nuestro país. En total, el proyecto en carpeta consiste en alrededor de 1.130 kilómetros desde Tratayen en la provincia de Neuquén hasta San Jerónimo en Santa Fe. Esto se hará en tres etapas, de las cuales hoy se encuentran en licitación las primeras dos:
1) la construcción del gasoducto hasta Salliqueló y de los refuerzos necesarios para su conexión con el actual NEUBA II, que conectará a Vaca Muerta con el sistema operado por Transportadora de Gas del Sur (TGS) y cubrirá la demanda bonaerense;
2) una planta de compresión que permitirá duplicar la capacidad operativa de este primer tramo;
3) y finalmente la continuación del gasoducto hasta San Jerónimo, donde conectará con el sistema de gasoductos operado por Transportadora de Gas del Norte (TGN).
En este sentido, el gasoducto NK permitirá abastecer con la creciente producción de gas natural de Vaca Muerta a los principales centros de consumo. Para poner en perspectiva el impacto de la obra, vamos con los primeros números: en el mes de abril de este año, la producción de gas natural de Vaca Muerta alcanzó aproximadamente los 45 millones de metros cúbicos por día (m3/día), un 35% de la producción total a nivel nacional; mientras tanto, el gasoducto NK permitirá inyectar 11 millones de m3/día en su primera etapa (duplicando a 22 millones con la planta de compresión) y alcanzará los 41 millones m3/día una vez completado el tramo hasta San Jerónimo. De esta forma, permitirá duplicar la inyección de gas natural proveniente de Vaca Muerta, que hoy utiliza los gasoductos NEUBA I, NEUBA II y Centro-Oeste que ya se encuentran saturados y hoy son el mayor cuello de botella para el pleno desarrollo de Vaca Muerta.
Ahora bien, ¿qué sería el pleno desarrollo de Vaca Muerta? Y lo más importante: ¿se podría alcanzar? Como mencioné anteriormente, Vaca Muerta es la segunda reserva de shale gas más grande del mundo, y es también la cuarta reserva de shale oil. Esto quiere decir que en el subsuelo neuquino hay suficiente gas para 200 años de consumo interno de gas natural y 100 años de consumo interno de petróleo. Pero como resaltamos en múltiples ocasiones en Misión Productiva, el mundo está atravesando una transición energética hacia renovables, por lo que posiblemente no exista mercado para colocar ese gas natural dentro de 200 años.
En ese sentido, habría que mirar a un horizonte más próximo y razonable y pensar en Vaca Muerta no solo en clave de abastecimiento interno sino también con potencial de desarrollo exportador. Ese trabajo fue realizado desde el Área de Proyectos Especiales de Fund.ar, donde estimaron el potencial productivo de Vaca Muerta a 50 años. En el caso optimista de que se logren desarrollar el 75% de los recursos de la formación para dicho año, además del pleno abastecimiento del mercado interno se concretarían exportaciones por un promedio anual cercano a US$ 50.000 millones entre gas y petróleo, o sea el equivalente a ¡todas las exportaciones agroindustriales argentinas!
Pero dejemos de soñar un momento y volvamos al Gasoducto NK. Como decíamos, una vez completadas todas las etapas, permitiría incrementar la capacidad de transporte de gas natural en aproximadamente 41 millones de m3/día. Si bien esto representa una gran mejora respecto a la situación actual, no sería suficiente para alcanzar la soberanía en materia energética. Esto se debe a que hoy por hoy nuestro país tiene su déficit energético concentrado en invierno, y este año está importando aproximadamente 70 millones de m3/día para complementar la oferta local y hacer frente al pico de la demanda doméstica en esos meses.
Sin embargo, generaría un excedente en los meses de “valle” de los cuales cerca de 7 millones de m3/día se podrían exportar a Chile y Brasil sin mucho esfuerzo adicional, con un impacto total de alrededor de US$ 350 millones anuales (utilizando los mismos precios hipotéticos del ejercicio de Fund.ar) que se sumarían a las exportaciones actuales de gas y petróleo. Incrementar más la oferta exportable requeriría negociar contratos de exportación con nuestros vecinos (con sus respectivas nuevas inversiones de infraestructura), o instalar una planta de licuefacción de gas para exportar a otros destinos, una inversión costosa y que llevaría tiempo. Si bien a los precios actuales del Gas Natural Licuado (GNL) que rondan los US$ 30 el millón de BTU (Unidad Térmica Británica, medida de calor estándar utilizada para combustibles) dicha inversión sería rentable, este precio es coyuntural producto de la guerra en Ucrania y restará ver si se mantiene en el tiempo.
En ese sentido, el mayor aporte del Gasoducto NK no será por el lado de la exportación sino por la sustitución de importaciones. Una vez completadas todas sus etapas, se podrá suplir más de la mitad del volumen importado hoy por Argentina en los meses de invierno, lo que significaría un ahorro de divisas significativo (para tomar dimensión, la importación de gas natural y GNL acumularía US$ 5.500 millones este año, según un informe reciente de la consultora Economía y Energía citado por EconoJournal).
Esto implicaría a su vez un alivio fiscal, en tanto dichas importaciones se realizan a precios bastante superiores a los de producción de Vaca Muerta. ¿Por qué sucede esto? La explicación radica en los altos subsidios a los hogares que existen en el mercado de consumo de gas natural. Hoy la tarifa para el consumidor es de alrededor de US$ 1,80 por MMBTU y el Estado Nacional subsidia la diferencia respecto al precio del gas natural en el mercado. El precio de producción acordado para Vaca Muerta en el marco del Plan Gas.Ar es de aproximadamente US$ 3,43 por millón de BTU (Autobombo #1: si quieren saber más sobre qué es el Plan Gas.Ar y sus resultados, les recomiendo este artículo de Juan José Carbajales, uno de los artífices del Plan, que publicamos hace unos meses). Las importaciones, por su parte, se realizan a un precio promedio estimado de US$ 12,18 por millón de BTU para el gas natural proveniente de Bolivia, mientras que en el caso del GNL se está importando en el orden de los US$ 30 por millón de BTU. Esta brecha de precio entre el gas nacional y el importado genera un saldo que también es cubierto por el Estado Nacional bajo el esquema tarifario actual. En ese sentido, cada dólar de ahorro externo se traduciría casi por completo en ahorro fiscal.
Considerando que la obra tendría un costo aproximado de US$ 2.500 millones, se trata de una obra que se repagaría rápidamente con el panorama energético actual. En este sentido, urge la construcción del Gasoducto NK por todos los frentes: fiscales, externos y de desarrollo económico. Y más allá de la especulación política, es algo en lo que pareciera que todas las coaliciones partidarias están alineadas. A pesar de ello, por distintos motivos el proyecto llega tarde. Resolver el laberinto de la política energética requiere del Gasoducto, sea cual sea la salida que se escoja.
Si queres saber más del tema, te dejo algunas cositas que te pueden llegar a interesar:
Sobre la historia y las idas y vueltas que ya lleva la construcción del Gasoducto NK, les recomiendo esta nota de EconoJournal.
Para profundizar sobre la relevancia de la obra con otras visiones, les dejo este Autobombo #2 con una nota de Tiempo Argentino que entre otros comentarios cuenta con algunos míos sobre lo que puede aportar el Gasoducto NK a nuestra economía.
Para un análisis sobre las perspectivas de Vaca Muerta, les dejo esta investigación realizada por Nicolás Arceo, Lara Bersten y Andrés Wainer para Fund.ar sobre el potencial de desarrollo del sector hidrocarburífero en Argentina.
Y si les interesa seguir la coyuntura del sector energético en Argentina, les recomiendo los informes de tendencias energéticas del Instituto Argentino de la Energía “General Mosconi”.
Otros temas para seguir de cerca:
Siguiendo con el sector energético, el gobierno está considerando triplicar por unos meses el corte de biodiesel en el gasoil, llevándolo desde el 5% en que se encuentra ahora hasta un 15%. De esta forma, busca hacer frente a la crisis de abastecimiento que existe de este biocombustible y del cual Argentina importará cerca de US$ 4.500 millones este año. Esto podría tener impacto sobre los precios, en tanto el precio de los biocombustibles hoy es superior al de los combustibles de origen fósil.
Por otro lado, hace unos días VENG anunció un acuerdo para fabricar y exportar satélites desde su planta de Córdoba. La empresa estatal del Poder Ejecutivo Nacional, que está a cargo del proyecto Tronador (programa de cohetes espaciales de la CONAE), firmó el acuerdo de fabricación con ReOrbit, firma finlandesa que diseñó una plataforma satelital multipropósito, capaz de operar en distintas órbitas.
Además, el gobierno lanzó un nuevo esquema de retenciones para el sector minero. Este esquema será de retenciones “móviles”, o “progresivas” como le están llamando desde el Ministerio de Economía, y fue negociado durante los últimos meses con el sector. El esquema será de adhesión optativa (se podrá mantener el esquema de retenciones anterior de tasa plana del 4,5% en caso de desearlo) y tendrá alícuotas incrementales del 0% al 8% en función de la evolución del precio de los commodities. El mismo fue anunciado por Guzmán a los Gobernadores de las provincias mineras mientras los mismos se encontraban en Canadá, en la feria de minería más grande del mundo.
Autobombo #3: la semana de Misión Productiva.
El lunes publicamos esta nota de Martín Trombetta, Azul Menduiña y Agustín Duarte Baracat, integrantes del CEPXXI, con un análisis muy interesante para entender la evolución del empleo formal en los últimos años de inestabilidad macroeconómica.
También compartimos una nueva edición de Diálogos Productivos junto a Victoria Flores, presidenta del Ente de Obras y Servicios de Córdoba, donde conversamos sobre un tema muy interesante para la agenda productiva: el desarrollo de la economía circular en la provincia.
Además, la semana pasada se publicó una nota en Tiempo Argentino sobre la importancia del hidrógeno verde para la transición energética con comentarios de Paloma Varona, integrante de Misión Productiva. Les dejo la nota y también la entrevista que le realizaron en Radio Nacional de Mendoza al respecto.
Finalmente, el jueves pasado tuvimos una cena de Misión Productiva en la que aprovechamos para conversar sobre los desafíos que deparan al desarrollo económico y productivo de nuestro país. Les comparto la foto que tomamos al cierre del evento para que conozcan a quienes estamos detrás de este proyecto.
Espero que este newsletter les haya gustado y les haya servido para ubicarse y comprender la magnitud de este proyecto tan importante para el desarrollo de nuestro sector hidrocarburífero y de nuestro país en su conjunto.
Un abrazo y nos leemos en dos semanas.
Pablo
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