Diálogo productivo con Guillermo Abdala Bertiche

Siendo Argentina el octavo país más grande del mundo Guillermo Abdala Bertiche, actual Director Nacional de Acuicultura, nos comentó sobre el enorme potencial para crecer en el cultivo de diversas especies de peces, sobre el rol que tiene la dirección para impulsar dicho sector y el panorama actual. También remarcó el enfoque sustentable que buscan darle a la actividad acuícola considerando su impacto económico, social y ambiental

Diálogo productivo con Guillermo Abdala Bertiche

En este nuevo diálogo productivo tuvimos el placer de conversar con Guillermo Abdala Bertiche, actual Director Nacional de Acuicultura dentro del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, sobre esta actividad.

Siendo Argentina el octavo país más grande del mundo Abdala nos comenta sobre el enorme potencial para crecer en el cultivo de diversas especies de peces, sobre el rol que tiene la dirección para impulsar dicho sector y el panorama actual. También remarcó el enfoque sustentable que buscan darle a la actividad acuícola considerando su impacto económico, social y ambiental.

Misión Productiva: ¿Podrías contarnos en pocas palabras qué es la acuicultura?

Guillermo Abdala: La acuicultura tiene que ver con la producción y reproducción de organismos acuáticos en cautiverio. Yo suelo comparar la pesca y la acuicultura, porque en esencia son un complemento. Lo que tenemos que tener en cuenta es que de un lado hablamos de peces que se extraen de un recurso, respetando su ciclo biológico natural, mientras que, por el otro, la acuicultura se encarga de la reproducción en cautiverio con la intervención del ser humano desde el primer estadio, que es la investigación y reproducción, hasta el ciclo final que es cuando la especie está lista para la cosecha y consumo.

Una cuestión última que quiero definir, porque se suele confundir mucho, es que una cosa es la acuicultura como la producción de organismos acuáticos en su conjunto y otra cosa es la piscicultura que tiene que ver, dentro de la acuicultura, con la rama que se dedica específicamente a la producción de peces.

Diálogo productivo con Guillermo Abdala Bertiche

 

MP: Es claro que desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca se jerarquizó la actividad acuícola ya que se elevó el área al rango de Dirección Nacional. ¿Qué aporte puede realizar el sector al desarrollo productivo y alimentario nacional?

GA: Buena pregunta. La definición política de jerarquizar el sector tiene que ver básicamente con que nuestro país históricamente tuvo mucho más anclaje desarrollado en el sector de los recursos del mar y la pesca extractiva mientras que la visión de la producción acuícola, es decir la reproducción en cautiverio de las proteínas, siempre tuvo un desfasaje en la jerarquía y la intención que se le daba al desarrollo productivo del sector.

Cuando vos queres jerarquizar un sector e iluminar al conjunto de la generación de alimentos a base de proteínas acuáticas de calidad, lo primero que tenés que hacer es pensar en términos políticos, sectoriales y estructurales. En términos netamente productivos, en noviembre de 2015 la Argentina sancionó la ley 27.231 que se denomina Ley Nacional de Desarrollo Sustentable del Sector Acuícola; a partir de allí se suponía que el país iba a comenzar una senda de orientación de las herramientas que dispone la ley para promocionar el sector de la acuicultura, tras alcanzar el pico máximo de producción de acuicultura en el país (4.100 Toneladas). Pero después de 2016 el sector se mantuvo como una coordinación simple, sin presupuesto específico, sin una comisión asesora técnica, y sin poner en valor el régimen de Fomento para el desarrollo de actividades acuícolas, tal cual nos instruía la ley.

¿Y qué ocurrió? La tendencia neta de producción de proteínas acuáticas para consumo comenzó una tendencia descendente hasta las 2.100 toneladas en 2019. A partir de ahí, con esta lectura, tomamos la definición de hacer caso a la ley y poner por primera vez esta dirección que planteamos al principio. Pero no era solamente crear una dirección nacional sino poner el régimen de Fomento para el desarrollo de actividades acuícolas en marcha, esto significa un conjunto de definiciones y herramientas para protagonizar el sector, crear un fondo específico (FONAC) que se compone de hasta el 1% de todo el presupuesto del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la nación, crear la comisión asesora técnica para la acuicultura integrada por el SENASA, el INTA, por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, por el INTI y por la subsecretaría de pesca y acuicultura.

Cuando nosotros pensamos la ley, pensamos en las herramientas y en ponerlas a todas con una orientación común vinculadas con el desarrollo productivo sustentable del sector ya que estamos viendo un horizonte en la cual el sector crece a nivel mundial: con control en la densidad de carga, con estudios de impacto ambiental, con el desarrollo en toda la concatenación de este entramado productivo y tratando de visualizar los puntos críticos donde pudiese llegar a tener alguna necesidad de intervención por parte de la comisión para que el proyecto sea verdaderamente sustentable. 

Entonces, no es solamente la dirección nacional sino también es la comisión asesora técnica, es haber puesto el régimen de Fomento en funcionamiento, para lo cual tuvimos que redactar un manual de procedimiento y un manual operativo, y establecer que el financiamiento asignado para proyectos de acuicultura se vele a través de la comisión asesora técnica para que sean debidamente financiados y sustentables por sobre todas las cosas. 

 

MP: Según datos disponibles (FAO), sabemos que la producción acuícola mundial se quintuplicó en relación a los valores que reflejaba a comienzo de los años 90. Sin embargo, Argentina no acompañó esta tendencia. ¿Cuáles son los motivos que explican este comportamiento? ¿Cuáles son las principales limitaciones que enfrenta el sector actualmente?

GA: En el caso de la acuicultura, el protagonismo y la preponderancia de las definiciones políticas tienen que ver con la suscripción de adhesión a la ley, para lo cual hay un trabajo no solamente territorial y productivo, sino también político y sectorial, en donde se vinculan nación y provincias para desarrollar el sector en su conjunto.

Hasta aquel entonces había sólo 6 provincias adheridas y hoy estamos en 13, camino hacia las 14. Lo que estamos viendo es el mapa sectorial, que es el punto obligado para poder suscribir proyectos de financiación, de interesados en aplicar con las herramientas y los instrumentos orientados para poder hacer crecer el sector. Así que este es sin ninguna duda, el principal eslabón que teníamos que sortear para que empiecen a crecer la producción.

 

MP: Ya que mencionas el tema provincial ¿Cuáles son las principales provincias que actualmente cultivan especies acuáticas y qué especies cultivan? ¿Qué posibilidades hay de hacer extensivo el desarrollo de la acuicultura al resto de las provincias?

GA: La verdad es que el panorama es muy vasto y diverso. Principalmente nosotros tenemos a la Argentina dividida en cuatro regiones: NOA, NEA, Patagonia Norte y Patagonia sur.

La potencialidad que tiene Argentina, siendo el octavo país más grande del mundo,  nos permite federalizar y distribuir la producción de proteínas acuáticas para consumo en todo el país. Es decir, a partir de la acuicultura, nosotros no dependemos más de las economías regionales ligadas a los puertos, sino que podemos llevar la producción en cautiverio a cualquier parte de todo el territorio nacional.

Hoy en la Argentina la lectura que tenemos nosotros es principalmente en la región del NEA, que está vinculada a la producción de Pacú, Boga, Carpa, y en algunas de las provincias que están definiendo no solamente la producción de peces sino también de otras especies como los moluscos y las algas. Después, hacia el noroeste argentino, estuvimos recientemente visitando la provincia de Tucumán, que tiene un enorme potencial porque la diferencia en clima y altura les permite hacer tanto trucha arcoíris, que pensada para el norte es un hallazgo, como también especies como el pacú, la boga y la carpa. Y si nos vamos hacia el centro, el sur de Santa fe, Entre Ríos, provincia de Buenos Aires tenemos gran protagonismo con la producción de Trucha Arcoíris, principalmente en su mayoría para exportación; y en Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego, lo mismo más cultivos de mejillones, particularmente en Tierra del Fuego, que es una actividad que se viene desarrollando de manera muy fuerte y con mucha apuesta para este año.

Para tomar conciencia de la magnitud, la Trucha Arcoíris tiene un valor de mercado internacional entre los 10 y los 12000 dólares la tonelada. Para que se den una idea, este es un valor un 40% superior en divisas a lo que significa el producto premium de la pesca que es el langostino. El Pez Limón, es un producto que se vende en Europa entre los 18 y los 20000 dólares. Y el Pacú principalmente hoy en la Argentina no se exporta por una explicación muy sencilla, todo lo que se produce en la Argentina no llega a abastecer el mercado interno, por lo cual todavía estamos pensando en abastecer nuestro propio mercado de consumo y después a partir de ahí apoyar con herramientas para empezar.

 

MP: ¿Qué nos podrías comentar en relación al potencial exportador de la actividad, por ejemplo la posibilidad de empezar a sustituir importaciones de salmón por la trucha? 

GA: Principalmente, como decías, la Trucha argentina también llamada arcoíris es un producto que se desarrolla en condiciones sanitarias y ambientales verdaderamente diferenciales a nuestros competidores en la región. 

Eso hace que el producto tenga un valor diferencial en los mercados del mundo y podamos sustituir la importación de salmón chileno que está ingresando en el promedio de entre 6 y 8000 toneladas, lo cual eso se está dando en simultaneidad porque la Argentina el año pasado ya exportó Trucha Arcoíris a los mercados del mundo y este año va a volver a exportar en el orden de las 1000 toneladas.

En este camino, el 21 de Marzo inauguramos la primera planta de procesamiento de Trucha Arcoiris en Piedra del Águila, provincia de Neuquén. Este fue un hito muy importante y esperemos que vaya en la senda de crecimiento de otras regiones que empiecen a elaborar los productos y a transformarlos para agregar valor en el país, divisas y, por supuesto, mano de obra para todos los argentinos y argentinas.

 

MP: Y hablando del mercado interno, el consumo de pescado en Argentina es de entre 5 y 8 kilogramos anuales por habitante, bajísimo si se lo compara con otros alimentos que aportan iguales o menores cantidades de nutrientes como la carne. ¿A qué se debe? ¿Crees que la promoción del consumo doméstico de pescado a partir de campañas sobre sus beneficios nutricionales podría apuntalar a la producción local? 

GA: Sin dudas. Para ponerte un ejemplo, Brasil en el año 2003 tenía una definición muy parecida a la que estamos desarrollando nosotros. Primero constituyó el desarrollo del sector y luego creó, en el año 2008, el primer Ministerio de Acuicultura de la historia. 

A través de distintas políticas económicas, productivas, de financiamiento y fundamentalmente sociales, se fue involucrando la transferencia de los organismos públicos hacia el sector social y productivo, incorporando a esas economías y comunidades a que se vayan vinculando con la producción acuícola en todo el territorio. Esto permitió que Brasil hoy esté pisando las 850000 toneladas de producción acuática en cautiverio. 

En la Argentina, con este coeficiente de conversión, podríamos estar superando los 2000 millones de dólares anuales, con todo lo que esto significa en términos económicos y sociales. Pero fundamentalmente primero tenemos que involucrar a quienes tienen más vulnerabilidad y quienes tienen más necesidad de acceso a los alimentos de calidad, por eso la acuicultura debe ser sustentable económica, productiva, ambiental y socialmente, atendiendo primero a esta población vulnerable y luego a la producción para las exportaciones.

 

MP: Respecto a la estructura de mercado, en la oferta de productos acuícolas conviven grandes productores con pequeñas empresas que desarrollan la actividad de forma más artesanal. Estos últimos son de relevancia en el sector. ¿Qué incentivos pueden pensarse para el aumento de la productividad? 

GA: Buena pregunta, y vuelvo a la ley 27.231. Esta ley de desarrollo sustentable para actividades acuícolas nos impide financiar proyectos que superan las 1000 toneladas en la Argentina, fundamentalmente para atender a los productores de baja escala que están pensando principalmente en el mercado local y para que el crecimiento no sea bruto, que se tenga respeto no solamente por los recursos hidrobiológicos, sino también por el crecimiento en la densidad de carga de esos recursos. 

Entonces el régimen de fomento y el financiamiento están pensados específicamente para pequeños productores de corte artesanal o de producción local. Por el otro lado, las producciones grandes, que es lo que a nosotros nos generó mucho orgullo, están viviendo con financiamiento vinculado del sector privado, principalmente desde el sector pesquero. Por ejemplo, el año pasado, un grupo muy importante vinculado entre otras actividades del sector a la pesca anunció la inversión de un proyecto de financiamiento de 22 millones de dólares para la producción de trucha en la Patagonia. 

¿Entonces, qué logramos con esto? Por un lado, fomentar el sector, pero que las herramientas de financiamiento estén vinculados a los pequeños y medianos productores.

Así es como logramos un equilibrio entre las herramientas que tenemos desde el estado nacional sin dejar a los pequeños y medianos afuera del sector y del mercado cuando la producción comienza a crecer. 

 

MP: ¿Nos podrías comentar cómo funcionan los cultivos rotatorios,  el caso del pacú, el arroz y la yerba mate?

GA: El caso del Pacú y el arroz es un caso estrella en la Argentina y nos da mucho orgullo, porque lo bueno de no anclar solamente un tipo de producción le da mucha dinámica a la actividad.

Diálogo productivo con Guillermo Abdala Bertiche

Sin entrar en tecnicismos, este método lo que hace es aprovechar el ciclo post cultivo de arroz inundando 1 metro más la zona para permitir la actividad acuícola. Lo que esto permitió fue desarrollar grandes extensiones arroceras y una proteína de mayor calidad en un círculo virtuoso que antes no existía y eran tiempos muertos. Piensen que cada hectárea de cultivo de arroz puede producir hasta 3 toneladas de pacú en nuestro país. 

Para esto hay herramientas financieras para aquellas comunidades que tienen el potencial porque están en las cercanías de los cultivos de arroz o porque tienen extensiones donde podemos ir a sembrar los juveniles.

 

MP: ¿Qué políticas está implementando la Dirección Nacional para apoyar el desarrollo de este sector en Argentina? 

GA: Ya hablamos mucho de los instrumentos que tenemos desde el ministerio y la dirección para apoyar el desarrollo del sector acuícola pero hay algo que me gustaría remarcar y es la difusión, dado que este es un medio digital. 

Para fortalecer el conocimiento y que podamos como sociedad internalizar que tenemos un enorme potencial por delante, que lo desarrollamos de manera sustentable y sostenible en el tiempo, que tenemos una oportunidad que involucra a las provincias con su adhesión a la ley que tiene un régimen de Fomento y de financiamiento, necesitamos profundizar la difusión. Por eso invitamos a que medios como ustedes puedan lograr traducir por ahí la complejidad que tenemos nosotros para hablar a la hora de contar un poco de qué van las cadenas sectoriales, lo que significa el valor agregado, la importancia de incorporar proteínas de calidad al organismo, hablarle a las familias y hablarle a las comunidades jóvenes para que empiecen a interiorizarse con eso. 

 

MP: Por último, respecto a la cuestión ambiental ¿Qué modelos de acuicultura y qué tecnologías pueden aplicarse para apuntar a una acuicultura sostenible?

GA: Cuando me encomendaron la responsabilidad de llevar adelante la dirección nacional de acuicultura, lo primero que hice fue evaluar el conjunto de definiciones, fortalezas, amenazas y debilidades que tiene el sector. Ahí visualice una gran estrategia y una gran tranquilidad en el momento en el que la ley nos daba la herramienta de la comisión asesora técnica para la acuicultura, esto es algo que no tiene todos los países del mundo y nuestra ley involucra el conocimiento y el saber experto en una gran red de traducción de ese conocimiento hacia el sector productivo. 

Para que algo sea sustentable, y recojo las palabras del principio, tiene que ser en equilibrio con el ambiente, la producción, la sociedad y tener al sujeto social dentro de esas definiciones políticas sectoriales. La cuestión del carácter ambiental, que no es solamente los recursos biológicos, tiene que ver con todo el conjunto del ecosistema productivo y está atendida en cada uno de los proyectos que se evalúan dentro de la comisión asesora técnica. 

Si lo llevas al plano tecnológico, por supuesto que hay definiciones que hacen que nosotros prioricemos un desarrollo por sobre el otro, lo que no implica que en la Argentina no se estudien y monitoreen en absolutamente todos los casos. El mundo evoluciona todos los días hacia distintas incorporaciones que tienen que ver con sistemas de recirculación, sistemas de recolección de desechos y, si bien la Argentina comenzó la senda de crecimiento a partir de hace unos años, el mundo ya creció en esto y nosotros tenemos la posibilidad de estar viendo un espejo hacia el futuro para evitar aquellos errores de otros países. Y con esto, tenemos la confianza de estar apoyados en el sector con organismos tan importantes como el INTA, el INTI, SENASA  y por sobre todas las cosas el Ministerio de ambiente y desarrollo sostenible.

Por Sol González de Cap