A poco más de dos meses de la promulgación de la Ley de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial, Misión Productiva se dio el lujo de dialogar con Mariano Percivale, un diseñador industrial que desde hace años trabaja por la difusión de los diferentes productos industriales que pueden surgir a partir del cultivo del cáñamo.
Percivale es fundador de la marca Chanvre, una firma innovadora que fabrica y comercializa anteojos compuestos en su mayor parte por material proveniente del cáñamo, y curador del recientemente inaugurado Museo del Cáñamo en Argentina, ubicado en Capital Federal. De cara al futuro, el joven empresario proyecta producir para otras actividades, como la construcción, la mueblería o la industria aeroespacial, aunque advierte la importancia de conseguir financiamiento y de pensar una buena estrategia de marketing para difundir el potencial de esta materia prima.
Misión Productiva: Primero queremos preguntarte por Chanvre, marca innovadora que fabrica anteojos a base de cáñamo. ¿Cuándo y cómo surgió esta iniciativa?
Mariano Percivale: La marca la lanzamos en 2012/2013 a partir de la necesidad de llevar a cabo un proyecto con una matriz sustentable. Descubrí el cáñamo a partir de un cultivo de cannabis para uso recreativo que teníamos con unos amigos. Por mi formación en materia creativa e inventiva ví cómo poder utilizar las fibras para otros elementos. Ahí empezó la investigación, en un contexto en el cual la información era muy escasa. El cáñamo se conseguía en ferreterías ya que siempre se utilizó para tapar las juntas de agua de las canillas por su capacidad de absorción de líquido.
En 2014 dí con un compuesto plástico y ahí empecé a desarrollar la marca, buscando mostrarle a la sociedad qué es lo que se puede hacer con esta materia prima. Como nosotros no tenemos cáñamo sin procesar, lo que tenemos es ya una parte de la planta; utilizamos el 100% de las fibras y maquinaria bastante convencional para la industria del plástico como matricería, compresores, hornos de secado. Se usan métodos parecidos a los de la industria de inyección. Al no tener desperdicio, logramos anteojos con 73% de cáñamo y el resto de ligante, cuando generalmente en los plásticos convencionales de otras plantas hay un 60/70% de plástico a base de hidrocarburos o ligantes de bases naturales.
MP: ¿Proyectan en el corto plazo diversificar la actividad hacia otro tipo de productos?
Perciavale: En términos pragmáticos queremos que Chanvre se afiance como un ícono o un ejemplo a seguir para todos los emprendedores en el rubro moda sustentable. Paralelamente, en cuanto a lo personal, mi socio y yo estamos pensando en otros productos de la industria plástica, particularmente en el desarrollo de microfibras para la construcción que son muy buenas para la compresión pero muy malas para la contracción ya que tienden a fracturarse.
En Argentina tenemos la ventaja de que la materia prima es barata y rentable para el sector privado. La construcción Hemprecete – construcción a base de cáñamo – viene a reemplazar al adobe, con la ventaja de que tenés menos insectos y es mucho más eficiente térmicamente. Después tenés el pasaje de la construcción en paredes de durlock a construcción en paredes de cáñamo.
Entiendo que el segmento de la construcción con cáñamo va a ser de los primeros en desarrollarse en el país, ya que no requiere grandes inversiones para llegar a tener la materia prima. Pienso que esto va a mejorar la calidad de vida de las personas y la calidad del medio ambiente.
MP: ¿Cuáles son los principales desafíos que encontraste en el rubro?
Percivale: El primero fue encontrar la materia prima. A mí me es imposible contratar volquetes de cañamiza desde China, y eso me limita a poner el foco en lo que es fibra, que desde ya no es poco. Llegar a la tecnología también es complicado. Lo bueno de la flamante ley es que abre paso a la visualización de la industria, facilita información a los consumidores, y estimula inversiones.
MP: ¿Cómo es la composición de la demanda entre mercado interno y externo?
Percivale: Si fuera por una elección del “mercado”, habría un 80% de producción para exportación, ya que en Europa hay más conciencia sobre la sustentabilidad. Pero desde la empresa queremos afianzarnos en la cadena de valor local por una decisión filosófica e ideológica. Si tenemos un buen volumen de ventas acá vamos a estar más que bien económicamente.
MP: ¿Qué estrategia usan para poder abastecer a toda la demanda?
Percivale: Por un lado buscamos tener una buena cantidad de trabajadores bien remunerados, pero sin afectar el precio final. Por otro lado, pretendemos maximizar la eficiencia de la maquinaria, de la matricería. El problema es que la matricería acá en Argentina cuesta mucho dinero y requiere mucha precisión en las medidas; por eso hay un gap de tiempo entre inversión e inversión.
Con una brecha un poco más baja sería más fácil, ya que la mayoría de las máquinas y las matrices vienen de afuera y se compran en dólares. El acceso al financiamiento sería ideal también, ya que nos permitiría mejorar la escala, dar el paso hacia la innovación tecnológica y desarrollar otras áreas del mercado manufacturero, como la mueblería con aglomerado de cáñamo o madera maciza de cáñamo, elementos para la industria automotriz o para la industria aeroespacial. Este último mundillo me interesa mucho; el material funciona muy bien para todo lo que es radiación y presiones de fuerza.
MP: A comienzos del siglo XX se importaba mucho cáñamo para textiles y productos similares, algo que luego se perdió por la prohibición. En materia ambiental, el cáñamo es mucho más sustentable que el algodón. ¿La principal restricción para avanzar en las aplicaciones textiles es el elevado costo de la inversión en bienes de capital?
Percivale: En este rubro primero tenés que tener la fibra, para después tener el hilado y luego la tela. Obviamente tiene su costo, pero no es imposible para Argentina tener esa tecnología.
Las primeras máquinas van a ser importadas por una cuestión de que se necesita conocer la tecnología ya que se ha perdido el oficio por la prohibición que mencionas. Pero también es clave poner al sistema científico-tecnológico a investigar para desarrollar maquinaria nacional y abaratar costos.
MP: ¿Qué políticas considerás necesarias para acelerar el desarrollo de la industria del cáñamo, que pareciera partir muy de atrás en comparación con el cannabis medicinal por ejemplo?
Percivale: El cannabis medicinal captó primero la atención porque atiende el dolor ajeno y porque es fácil de hacer. En el caso del cáñamo, el concepto que hay detrás es la industria y a los argentinos nos han sacado el bagaje industrial del inconsciente.
Paralelamente, a diferencia del cannabis medicinal, tiene un horizonte de mediano y largo plazo, lo cual es menos atractivo en términos políticos. Pero hay dos puntos estratégicos sobre los cuales puede darse a conocer este producto: uno es el de la sustentabilidad y el otro es que se trata de un elemento popular, poco costoso que puede estar en un supermercado o una ferretería, en productos que los individuos consumen cotidianamente.
Por Sol Gonzalez de Cap y Lorena Drewes