Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024

Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024
Share

Resumen ejecutivo

  • Durante el primer año de la presidencia de Javier Milei, la actividad económica ha cerrado con una caída promedio del 2,5% en el periodo enero-noviembre de 2024 respecto al mismo periodo del año previo. No obstante, la recuperación del sector agropecuario, impulsada por la reversión de la sequía, atenuó el impacto y evitó una contracción aún mayor; sin su aporte, la caída hubiese sido del 4,5%. La mayor parte de la retracción se concentró en el primer trimestre del año. A partir de junio la actividad comenzó a repuntar, lo que permitió que en noviembre de 2024 alcanzara un nivel 0,1% superior al del mismo mes de 2023.
  • La industria manufacturera fue uno de los sectores más golpeados durante 2024. La actividad industrial disminuyó 9,4% en el año. La caída fue difundida en todos los bloques industriales, con la excepción de refinación de petróleo, aunque la magnitud del golpe fue heterogénea. 
  • El sector agropecuario fue el de mejor desempeño durante el año: logró una sólida recuperación tras una de las sequías más intensas de las últimas décadas. La campaña 2023/24 cerró con una cosecha en línea con los valores históricos de años con condiciones climáticas normales: la producción de soja alcanzó 50,2 millones de toneladas, la de maíz 49,5 millones de toneladas y la de trigo 15,1 millones de toneladas. De cara a la campaña 2024/25, se espera que la producción mantenga niveles similares.
  • El sector hidrocarburífero mantuvo su expansión en 2024, consolidando la tendencia de crecimiento de los últimos años. La producción de gas natural aumentó un 5,4%, alcanzando los 50,7 mil millones de m³, su nivel más alto desde 2007; mientras que la de petróleo creció un 10,6%, llegando a 40,8 millones de m³, el mayor registro desde 2003. Este crecimiento fue impulsado por mejoras en infraestructura, como el Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno (ex Gasoducto Presidente Néstor Kirchner), y un contexto de precios internos favorables.
  • El sector minero mantiene un alto potencial de crecimiento, aunque su evolución sigue marcada por dinámicas dispares. La extracción de carbonato de litio y minerales relacionados consolidó su expansión: creció 57,6% interanual en 2024 gracias al auge de la demanda global y a la ampliación o puesta en marcha de nuevos proyectos. En contraste, la minería metalífera registró una caída del 2,4% en el mismo período, afectada por el declive en la producción de oro y plata, y por la falta de nuevos proyectos que compensen el agotamiento de los existentes. Aunque existen iniciativas prometedoras en cobre, como Josemaría, El Pachón y Los Azules, aún no se han concretado las inversiones necesarias para su desarrollo, lo que limita el crecimiento del sector.
  • Por la apreciación del tipo de cambio durante el año, la balanza turística volvió a ser negativa. Además, para los próximos meses se espera que se profundice tanto la salida de turistas argentinos al exterior como la caída del turismo receptivo en los distintos destinos nacionales.

¿Estabilidad sin desarrollo? Los costos productivos de la estabilización macro

El primer año de gobierno de Javier Milei transcurrió en un marco de estabilización de desequilibrios macroeconómicos urgentes, con reducción de la inflación y control del tipo de cambio. Si bien la estabilización macroeconómica es una condición sine qua non para el desarrollo de los sectores productivos, diversas medidas tomadas por el Ejecutivo están teniendo costos significativos sobre la estructura productiva y el crecimiento a largo plazo. 

La suspensión de la obra pública impacta de manera directa en la infraestructura y la logística, elementos clave para la competitividad sistémica. Una parte significativa de la obra pública en el país tiene el objetivo no sólo de ampliar la infraestructura, sino también de preservar el capital existente. Detener estas inversiones no solo impide el progreso, sino que también provoca un retroceso en materia de infraestructura. Sin inversiones en redes de transporte, conectividad energética y acceso a puertos, las capacidades productivas del país quedan severamente limitadas, lo que incrementa los costos de producción y debilita la capacidad exportadora.

Asimismo, los recortes en inversión en ciencia y tecnología comprometen la capacidad del país para generar innovación y fortalecer sectores de alto valor agregado, lo que debilita una inserción favorable en la economía global. El conocimiento y la innovación tecnológica son factores determinantes para la competitividad de las economías modernas, y su desatención profundiza la brecha entre Argentina y el mundo. Sin una política de desarrollo tecnológico que impulse la colaboración entre el sector público y el privado, la economía argentina quedará rezagada en un contexto internacional cada vez más orientado a la digitalización, la manufactura avanzada y la industria del conocimiento.

Por otro lado, la eliminación por parte del Estado nacional de programas y líneas crediticias destinados a la producción también compromete el desarrollo futuro de la economía argentina. La reducción del financiamiento público para sectores productivos limita las posibilidades de crecimiento de pymes y empresas industriales, que requieren de acceso al crédito para invertir, innovar y expandirse.

La estrategia productiva del Gobierno actual se centra exclusivamente en los sectores basados en recursos naturales, buscando atraer inversiones a través de incentivos fiscales y regulatorios, como el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Si bien este esquema puede aportar divisas en el mediano plazo, su implementación sin una estrategia integral que contemple la agregación de valor, una inserción internacional estratégica y la cohesión territorial profundizará las desigualdades estructurales y comprometerá la sostenibilidad del crecimiento económico.

Si bien el RIGI se presenta como un mecanismo para estimular la inversión, la ausencia de requisitos que aseguren su derrame sobre la producción local genera incertidumbre sobre su efectividad en la dinamización del entramado productivo. En sectores como la minería o los hidrocarburos, la implementación de estos incentivos sin una planificación industrial que fomente encadenamientos productivos podría derivar en una lógica de enclave con escasa agregación de valor y bajos niveles de empleo. Es crucial que cualquier régimen de incentivos contemple mecanismos que favorezcan la integración de estas inversiones con la producción local, promoviendo así el desarrollo de proveedores nacionales y del empleo.

Otro punto para destacar es que la combinación entre apertura económica y apreciación cambiaria genera una situación delicada para el sector transable, sobre todo el manufacturero. Si bien el país tiene una economía cerrada y es necesario avanzar hacia una mayor integración comercial, esto debe realizarse de manera inteligente. La historia muestra que abrir la economía en un contexto de tipo de cambio bajo genera impactos profundamente negativos en la estructura productiva.

Además, la falta de un enfoque de política industrial deja de lado a sectores que podrían convertirse en motores de desarrollo sostenible. Gran parte del entramado manufacturero, tanto el tradicional como los sectores más innovadores −como biotecnología o equipamiento para la transición energética− requieren incentivos y planificación para alcanzar escalabilidad y competitividad global. Sin estrategias específicas para su promoción, Argentina corre el riesgo de perder oportunidades emergentes de manera irreversible.

Un sendero de crecimiento sostenible no puede sustentarse únicamente en ventajas comparativas naturales ni en la desregulación irrestricta. La formulación de una política industrial activa, articulada con el desarrollo de infraestructura y un ecosistema de innovación sólido, es imprescindible para evitar los tradicionales ciclos de auge y crisis. 

Cualquier modelo de desarrollo debe tener en cuenta los desafíos globales y las oportunidades que emergen en un mundo en transformación. La transición energética, la digitalización y la necesidad de producción sostenible no pueden ser ignoradas en una estrategia de largo plazo. Para que Argentina logre una inserción exitosa en la economía global, debe definir un modelo industrial que no sólo se adapte a las condiciones actuales, sino que también sea resiliente y capaz de anticiparse a las tendencias futuras. El gobierno de Javier Milei ignora muchos de estos debates claves y de estas políticas necesarias. Si bien los esfuerzos están puestos en la estabilización, es necesario dar estas discusiones.

Actividad

Durante el primer año de la presidencia de Javier Milei la actividad económica presentó una caída promedio de 2,5% en el periodo enero-noviembre de 2024 respecto al mismo periodo del año previo. Esta podría haber sido mucho mayor si no fuera por el fuerte incremento en el sector agropecuario, dado que su desempeño se compara contra un año con sequía. Al desglosar el comportamiento del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) en 2024, se observa que en el acumulado hasta noviembre, excluyendo al agro −que experimentó un crecimiento interanual del 33,5%−, la actividad disminuyó 4,5%.

La contracción fue particularmente pronunciada en el primer semestre del año, con mayor intensidad durante el primer trimestre. La economía estuvo marcada por la evolución de las principales variables macroeconómicas: el tipo de cambio y la inflación, que afectaron directamente los ingresos de la población. Durante este período, los salarios sufrieron importantes caídas: del 8% en el sector privado, del 23% en el sector público y del 19% en el sector no registrado. 

El nivel de actividad tocó un piso en junio de 2024. A partir de ese momento, se produjo un rebote gracias a la reducción de la inflación y la recuperación de los salarios, sobre todo del sector privado, lo que permitió moderar parcialmente la caída acumulada. En la medición del EMAE, el nivel de actividad de noviembre de 2024 superó en un 0,1% al de noviembre de 2023, mes previo a la asunción de Javier Milei; aunque en la serie sin estacionalidad aún se encuentra un 1,7% por debajo de los niveles de marzo de 2023, mes previo al impacto de la sequía.

El desempeño de los distintos sectores económicos fue muy heterogéneo. Además de la mencionada alza del agro por la normalización de la cosecha, se destacó el sector de la pesca con un crecimiento del 9,6% en el acumulado enero-noviembre, aunque su incidencia en el indicador es baja y resta ver si, dado su patrón estacional cambiante y la irregularidad de la actividad, esta buena dinámica se sostiene en los meses venideros. En tercer lugar se destacó minas y canteras (petróleo y gas, y minería), que trepó 7,2% y alcanzó su mayor nivel al menos desde el comienzo de la serie, en 2004, gracias al gran dinamismo de Vaca Muerta.

El desempeño entre los distintos sectores económicos fue muy heterogéneo
(Variación interanual acumulada enero-noviembre 2024)

Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024

Fuente: Misión Productiva sobre la base de INDEC.

En cuanto a los bloques de actividad con peor desempeño durante enero-noviembre de 2024, se destacan dos de los sectores de la economía más intensivos en empleo: la industria manufacturera y la construcción. La industria experimentó una de sus peores caídas, de 10,5%, debido principalmente a la merma del consumo local. Por su parte, la construcción atraviesa −sin tomar la pandemia− su peor momento desde 2005, con una contracción de 18,4%. Esto se explica principalmente por el drástico ajuste en la obra pública, la merma de ingresos en el sector privado y la reducción de la brecha del tipo de cambio que, al incrementar los costos en dólares, repercutió en la disponibilidad de fondos y desincentivó la inversión privada en el sector. 

Industria manufacturera

La industria fue, junto con la construcción, el sector económico más golpeado en el primer año de gobierno de Javier Milei. El sector acumuló una caída interanual del 9,4% en 2024. 

La actividad industrial sufrió un duro golpe en diciembre de 2023. Tras la abrupta devaluación al inicio de la gestión libertaria, experimentó una caída mensual del 5,8%, la mayor en esa medición, exceptuando el período de pandemia. En el primer semestre del año continuó con esta tendencia negativa, y tocó fondo en junio. A partir de entonces, la actividad industrial inició un repunte que la llevó a reducir notablemente su retroceso: cerró diciembre sólo 0,4% por debajo de los niveles de noviembre de 2023 en la serie sin estacionalidad. 

Una diferencia notable de la crisis industrial de 2024 respecto de otras radica en la baja heterogeneidad del comportamiento sectorial: la caída fue generalizada en 15 de los 16 bloques., aunque en distintas magnitudes.

La caída de la actividad industrial fue difundida
(Variación interanual acumulada 2024 por bloque industrial)

Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024

Fuente: Misión Productiva sobre la base de INDEC.

El único bloque industrial que se mantuvo en terreno positivo fue el de refinación de petróleo. Este sector registró un crecimiento del 2% en el año, impulsado por máximos históricos en la producción de petróleo y gas, desde 2004 y 2003 respectivamente. Contribuyeron a este desempeño la dinámica de la actividad de refinación de petróleo y la estabilidad del consumo, generalmente inelástico al ciclo económico.  El crecimiento se dio a pesar de la pronunciada caída del subsector de asfaltos (-21% en el mismo período), la cual estuvo relacionada con la paralización de la obra pública.

En tanto, el resto de los bloques industriales experimentaron retrocesos significativos. El más pronunciado fue el de minerales no metálicos (-24,3%), que produce materiales de construcción (como cemento, vidrio o cerámicos) y se vio muy afectado por la baja de la obra pública. Sectores como otros equipos, aparatos e instrumentos (-18%) y muebles, colchones y otras industrias manufactureras (-18,6%) se contrajeron sensiblemente dado que dependen casi exclusivamente de la demanda interna −que se contrajo a raíz de la caída del salario real− y, además, debido a que no son bienes de primera necesidad (lo que hace que, en momentos de caída del poder adquisitivo, se contraigan relativamente más). Maquinaria y equipo también presentó una importante contracción (-18,6%) vinculada a la menor inversión.

Por su parte, el principal bloque industrial, alimentos y bebidas, presentó una caída del 0,8% en 2024 a pesar del fuerte incremento del subsector de molienda (+47,5%) fruto de la normalización de la cosecha. Esto se debió a que hubo caídas en la gran mayoría de subsectores del bloque, destacándose por su relevancia las de carne vacuna (-2,8%), bebidas (-12,3%) y productos lácteos (-7,2%).

Si bien la contracción de la demanda interna fue el principal driver detrás del descenso de la mayoría de los sectores industriales, la mayor penetración de productos importados (debido a la apreciación cambiaria y la apertura comercial impulsada por el Gobierno para disciplinar el precio de los bienes) también tuvo efectos en la producción local. Un caso testigo es el automotriz: la participación de los vehículos de origen nacional en el mercado pasó del 67% en 2023 al 49% a fines de 2024.

Si bien en 2025 el salario real podría presentar una recuperación, lo que beneficiaría a los sectores industriales vinculados al mercado interno, la competencia se intensificará como resultado de la continua apreciación cambiaria y la creciente liberalización del comercio. Por su lado, si bien las exportaciones manufactureras se incrementaron en 2024 (por mayores saldos exportables, menor brecha cambiaria y un tipo de cambio razonablemente competitivo en los primeros meses del año), el panorama para 2025 luce poco alentador, dadas la apreciación cambiaria en curso y la carencia de otras medidas de desarrollo exportador. 

Agro

El ciclo 2023/24 permitió al campo argentino dejar atrás una de las peores sequías de su historia, y la producción de los principales cultivos recuperó niveles más alineados con su promedio histórico. La cosecha de soja alcanzó los 50,2 millones de toneladas, un crecimiento del 139% respecto de la campaña anterior. El maíz totalizó 49,5 millones de toneladas, con un aumento del 45,6%, mientras que la producción de trigo creció un 23,8%, alcanzando 15,1 millones de toneladas.

Para la campaña 2024/25, las perspectivas climáticas son razonables y se espera que la cosecha gruesa de maíz y soja mantenga niveles similares a los del año anterior, con 49 millones de toneladas (-1%) y 49,6 millones (-1,2%), respectivamente. En cambio, la producción de trigo proyecta un aumento significativo del 23,2%, con 18,6 millones de toneladas. Sin embargo, el sector enfrenta un problema estructural: márgenes de rentabilidad muy ajustados. Esto se debe al impacto de la apreciación cambiaria, la baja en los precios internacionales desde los picos de 2022 y la persistencia de las retenciones. Ante este escenario, el Gobierno optó por reducir temporalmente las retenciones, lo que apunta también a fortalecer las reservas del Banco Central en un contexto electoral. No obstante, si no se implementan medidas de largo plazo, la superficie sembrada podría reducirse en la campaña 2025/26.

La producción de soja y maíz disminuiría levemente, mientras que el trigo crecería
(Producción de los principales granos por campaña, en millones de toneladas, 2000/01-2023/24 y 2024/25 estimado)

Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024

Fuente: Misión Productiva sobre la base de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Petróleo y gas 

La producción de hidrocarburos continuó su crecimiento durante 2024, y consolidó así la tendencia expansiva de los últimos años. Tras el impacto global adverso de 2020, la producción de gas natural y petróleo crudo registró su cuarto año consecutivo de expansión, con un aumento del 5,4% y del 10,6% respectivamente. En términos absolutos, la producción de gas alcanzó los 50,7 mil millones de m³, el nivel más alto desde 2007, mientras que la de petróleo llegó a 40,8 millones de m³, su máximo desde 2003. El impulso fue dado por el desarrollo de infraestructura clave, como el Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno (ex Gasoducto Presidente Néstor Kirchner), y por el incremento de los precios internos.

La producción de gas alcanzó su nivel más alto desde 2007 y la de petróleo desde 2003
(Producción de gas en miles de millones de m³ y de petróleo en millones de m³, 2004-2024)

Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024

Fuente: Misión Productiva sobre la base de la Secretaría de Energía.

A pesar del buen dinamismo de la producción gasífera de los últimos años, su crecimiento hacia adelante está condicionado por la saturación del mercado doméstico y la falta de nuevos proyectos de exportación, como plantas de GNL o acuerdos con Brasil.

En contraste, el sector petrolero presenta un panorama más prometedor. Bajo el marco del RIGI, se han acogido proyectos orientados a la exportación, entre los que se destaca el oleoducto Vaca Muerta Sur, liderado por las principales empresas del sector, incluida YPF. Este proyecto tiene el potencial de dar un nuevo impulso a la producción, aprovechando el dinamismo de Vaca Muerta para colocar petróleo en mercados internacionales a precios competitivos y así consolidar un enfoque exportador clave para el desarrollo del sector.

Minería

La actividad minera sigue teniendo un enorme potencial de crecimiento en el país, aunque todavía hay dudas sobre la maduración de los proyectos más prometedores vinculados al cobre, que son los que permitirían dar un gran salto al sector.

En términos productivos, si bien la extracción de carbonato de litio y otros minerales relacionados creció un notable 57,6% interanual en 2024, continuando con el dinamismo de años previos, la extracción de minerales metalíferos registró una contracción del 2,4% en el mismo lapso.

Este comportamiento refleja las dinámicas dispares que atraviesa el sector minero en los últimos años. Los proyectos vinculados al litio muestran una expansión sostenida, impulsados por el crecimiento de la demanda mundial y el posicionamiento de las provincias litíferas del norte como una región eficiente, competitiva y con un entorno favorable para el desarrollo de la actividad. 

El litio se expande, mientras que los minerales metalíferos retroceden
(Evolución de la extracción de minerales metalíferos y de carbonato de litio y otros minerales de litio, IPI minero, variaciones anuales, 2018-2024)

Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024

Fuente: Misión Productiva sobre la base de INDEC.

En contrapartida, la minería metalífera enfrenta un panorama más complejo. La producción de oro y plata se encuentra en declive debido a la ausencia de nuevos proyectos que compensen el agotamiento de los existentes. En cuanto al cobre, aunque existen múltiples iniciativas con gran potencial, aún no se han concretado las inversiones necesarias para su desarrollo. Entre los proyectos de inversión más prometedores se encuentran Josemaría, El Pachón y Los Azules en San Juan; Taca Taca en Salta; y el proyecto Mara en Catamarca, que retomaría las operaciones vinculadas con el cierre de Bajo de la Alumbrera. Si se materializan, el sector minero en su conjunto podría experimentar una expansión significativa.

Construcción

El sector de la construcción fue el más rezagado durante el primer año de la gestión económica de Javier Milei. En 2024 el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) cayó 27,4%. Si bien desde el piso alcanzado en marzo de 2024 mostró una recuperación del 21,5%, cerró el promedio del año en el nivel más bajo de la serie, exceptuando los meses de cuarentena estricta durante la pandemia.

Durante 2024 la actividad de la construcción se vio gravemente afectada tanto en el sector público como en el privado. En el primero, el impacto fue en particular severo debido a la suspensión de la obra pública por parte del Gobierno nacional y la reducción del presupuesto destinado a las provincias. Diversos indicadores reflejan esta situación: el gasto en inversión real directa del sector público nacional disminuyó 65,7%; los despachos de cemento a granel, un indicador clave de la actividad en grandes obras públicas y privadas, cayeron 30,9%; los despachos de asfalto se redujeron 44%. Asimismo, la drástica reducción del 96,7% en las transferencias de capital a las provincias limitó la capacidad de los gobiernos subnacionales para llevar a cabo proyectos de infraestructura.

La actividad de la construcción cierra en uno de los niveles más bajos de la serie
(Evolución del ISAC con estacionalidad, sin estacionalidad y variación interanual en %, enero 2013-diciembre 2024)

Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024

Fuente: Misión Productiva sobre la base de INDEC.

La obra privada también experimentó una significativa contracción que, si bien fue menor que la de obra pública, fue igualmente relevante. La disminución de los ingresos de los asalariados y el marcado aumento del costo de la construcción en dólares (+33% acumulado en 2024) limitaron la actividad privada. Algunas cifras ilustran esta situación: los despachos de cemento en bolsa registraron una caída del 18,4% en el año, mientras que el Índice Construya, que por su composición está más relacionado con obras residenciales y refacciones, sufrió un descenso del 27,2% en el mismo período.

Las perspectivas para el sector de la construcción en 2025 continúan siendo desafiantes. El Gobierno no planea reactivar la obra pública, lo que impondrá un límite significativo a la recuperación del sector; mientras que el alto costo en dólares sigue limitando la obra privada. 

Turismo

En 2024 este sector se vio fuertemente afectado por la apreciación cambiaria. Mientras que el turismo emisivo creció un 11,8% en comparación con 2023, alcanzando un total de 8,3 millones de viajeros, el receptivo disminuyó un 8,4%, recibiendo a 6,2 millones de visitantes. 

Además de la caída en el turismo externo, las pernoctaciones en hoteles en Argentina también se redujeron significativamente, con una baja del 12,8% en enero-noviembre de 2024 respecto del mismo período de 2023. Este descenso responde no sólo a la menor llegada de turistas internacionales, sino también a una caída del turismo residente, afectado principalmente por la reducción de ingresos a lo largo del año. Al mismo tiempo, la mayor salida de argentinos al exterior funcionó como un efecto de sustitución, lo que restó aún más volumen al turismo interno.

El análisis de la evolución anual evidencia cómo la caída del tipo de cambio real, en un 40% a lo largo de 2024, configuró este escenario adverso. Incluso con perspectivas de mayor apreciación en 2025, se prevé un impacto aún peor en la balanza turística. Mientras que durante el primer trimestre de 2024 el turismo receptivo registró un crecimiento del 24,5%, a partir de abril esta tendencia se revirtió, en línea con el inicio del proceso de apreciación cambiaria. Desde entonces, las llegadas internacionales mostraron caídas interanuales mes a mes en comparación con 2023, de entre el 10% y el 30%.

A partir de abril la entrada de turistas comenzó a disminuir al tiempo que la salida de turistas del país se intensificó
(Evolución mensual de la entrada y salida de turistas, todas las vías, enero 2023-diciembre 2024)

Informe de coyuntura productiva argentina | Balance 2024

Fuente: Misión Productiva sobre la base de INDEC.

En sentido opuesto, el turismo emisivo actuó como un “espejo” de esta dinámica. En el primer bimestre del año, las salidas al exterior cayeron un 11,5%, pero a partir de marzo comenzaron a crecer mes a mes en la comparación interanual y para diciembre  mostraban un aumento interanual del 50,6%.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) cerró el 2024 con un déficit estimado en USD 5.600 millones. Con la continuidad de la dinámica de apreciación cambiaria, en 2025 la pérdida de divisas por este concepto podría superar los USD 8.000 millones.